Blas Broto.
El escritor Antonio Muñoz Molina se lamentó en El País del maltrato sufrido por una niña de 6 años, en un colegio catalán, por un profesor que le preguntó delante de sus compañeros, señalándola con el dedo: «¿estás contenta con la actuación de tu padre?». Su padre es un humilde guardia civil destinado en Barcelona.
En el año 2003, en medio de aquel ambiente irrespirable contra la guerra de Irak, a un concejal del PP de Guadalajara le ocurrió algo parecido: «Dile a tu padre que es un asesino…», le dijo el profesor de instituto a un alumno.
Deploro el uso del niño como objeto de consignas, luchas o intereses partidistas. A lo largo de la historia ha habido hechos abyectos, como a la caída del III Reich, cuando Hitler alistó a niños de 12 y 13 años para luchar contra los invasores rusos (entre otros al niño Ratzinger, lo que motivó que El País viera un pasado nazi en el Papa…) O las condiciones inhumanas a que fueron sometidos los niños españoles evacuados por el gobierno republicano a la URSS, durante la guerra civil, prometiendo a sus padres enviarlos a un paraíso. El testimonio de la suerte que les deparó a aquellos niños, del exministro republicano Julián Hernández, es estremecedor. Coincidente con lo que denunció en Nueva York el agregado de prensa de la embajada cubana en Moscú, en 1946, Rafael Miralles: muchas de aquellas niñas españolas fueron lanzadas a la prostitución y varios cientos murieron de hambre (Niños en la URSS)
En 2004, la ONG británica Child Soldiers International denunció en su informe anual el uso de niños-soldado por parte de Hamás y otras facciones palestinas (p.292 y 304):
(…) los niños son utilizados como mensajeros y correos, y en algunos casos como combatientes y bombarderos suicidas en ataques contra soldados y civiles israelíes. Todos los principales grupos políticos involucran a niños de esta manera, incluyendo Fatah, Hamas, la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
Anatoli Granovsky, en su biografía «Memorias de un agente secreto soviético» cuenta que en la prisión de Butyrka conoció a un capitan de la NKVD, Salamov, víctima de las purgas de Stalin, que se sinceró con los compañeros de celda contando los métodos que usaban para obtener inculpaciones de los acusados: «En una ocasión ordenaron a un individuo que hiciera una «confesión» pública de traición y le dijeron que si no hacía exactamente lo que le ordenaban que aplastarían la cabeza de su hijito en su presencia. Aquel hombre no creyó en la amenaza y no dijo ante el tribunal lo que le habían ordenado que dijera. Cogieron a su hijo por los pies y le aplastaron su cabeza contra la pared» (editorial AHR, p. 96)
En muchos colegios de Cataluña se adoctrina a los niños, y ha sido noticia que en los jesuítas del Clot, una instructora contó un cuento donde la cosa acababa matando a los malos, que eran el rey, la policía española…Y en un instituto de san Andrés de la Barca los compañeros de unos adolescentes perseguidos por algunos profesores por ser hijos de guardia civiles, tuvieron la gallardía de hacer un plante contra ese trato vejatorio. En esta ocasión los alumnos enseñaron a los profesores.
Recuerdo que en el año 2003, hubo una manifestación en Monzón en favor de la línea férrea, donde también se usó a los niños. El acto acabó con una gran fotografía donde decenas de niños posaban en las escaleras de la estación del tren, con los políticos locales comarcales y provinciales, progresistas, en lo alto del estrado. Sonrientes y satisfechos. Días después se pidió en el Pleno del Ayuntamiento de Barbastro la adhesión al manifiesto contra los recortes de trenes. Como portavoz de mi grupo dije que me parecía bien reivindicar la línea del tren, pero que en adelante estas políticas se hicieran sin usar a los niños, por decoro y respeto a su inocencia. Para mi sorpresa mis palabras fueron respondidas con muecas de desprecio, burlas y risitas provenientes del equipo gobernante…
Años más tarde un estruendo de pitos me hizo mirar por la ventana, y vi dos filas de niños que cruzaban el puente de Portillo, dirigidos por unos maestros con camisetas verdes y silbatos en la boca. Usaban a los niños para protestar contra los recortes de Rajoy. Aquella imágen me produjo lástima. La de un maestro con camiseta verde pintada de consignas dando clases me produce perplejidad…
No es extraño que a la manifestación del 1-O acudieran padres con los hijos en brazos para enfrentarse a la policía. Ni que en el Maresme los padres hicieran escrache en el hotel de la guardia civil con niños cogidos de la mano mientras les insultaban «hijos de puta».
En mayor o menor medida muchos usan la inocencia de los niños a su conveniencia. Aquí, allí y en todas partes. Y viene de lejos sin que apenas nadie lo denuncie: Boadella me dijo, hace poco, que en los años ochenta ya se quejó en el colegio de que a su hija la estaban adoctrinando…
Aconsejable: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012-10-05/los-ninos-del-fuhrer-atu-no-piensas-como-yo-pero-tus-hijos-me-pertenecena_502139/