El escritor madrileño Martín Casariego hizo parada en la bodega Enate en su periplo por las comarcas del Somontano, Cinca Medio y Bajo Cinca donde participó la pasada semana en varias tertulias con clubes de lectores y con alumnos dentro del programa de Animación a la Lectura que coordina el altoaragonés Ramón Acín.
Martín Casariego es licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó a escribir a los 16 años, aunque su primera obra publicada, ‘Qué te voy a contar’, la escribió diez años después y se editó en 1989. Por ella recibió el Premio Tigre Juan a la mejor «opera prima» de ese año. En 1997 obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla con su novela ‘La hija del coronel’. En 1998 obtuvo el Premio de Literatura Infantil y Juvenil «Cervantes Chico», que otorgan el Ayuntamiento y la Asociación de Libreros y Papeleros de Alcalá de Henares. El 9 de octubre de 2008 recibió el II Premio Ciudad de Logroño por su novela ‘La jauría y la niebla’, publicada por Algaida (2009). A pesar de haber empezado tan joven a escribir Casariego confiesa que sigue manteniendo la «ilusión por el momento de escribir, igual que cuando empecé».
Casariego valoró el contacto con sus lectores y alumnos «porque siempre nos quejamos de que se lee poco». En estos encuentros «hablas de Literatura, del oficio de escribir y de tus libros. Los escritores debemos estar agradecidos porque es una manera de promocionar tus libros. Nos beneficiamos todos, los escritores, los alumnos y los clubes de lectura. Es una inversión rentable de promoción de la lectura, que necesita tiempo y una educación, porque es una experiencia incomparable y no hay nada que lo sustituya».
En este sentido, considera un ejemplo que una ciudad como Barbastro haya mantenido durante cincuenta años sus premios literarios. «No es algo normal y es un premio bastante conocido y con valor. Muchos premios desaparecen pero lo importante es la trayectoria de ganadores que tenga y el tiempo que dure. Los premios acaban siendo conocidos por quién los gana y cuánto tiempo llevan, que es lo que da prestigio y fama».
Además considera que los premios ayudan a la promoción en un mundo editorial con gran producción. «Los premios literarios tienen un sentido de prestigio y de promoción y más ahora cuando los libros están cada vez más poco tiempo en las librerías. Los premios ayudan a que las novelas funcionen y estén más tiempos en la librerías porque necesitan su tiempo», afirma.