La candidata a la Presidencia de Aragón ha protagonizado el Foro ADEA, donde ha asegurado que las políticas de Podemos son necesarias para «vivir sin miedo, con una casa confortable, con un trabajo con derechos que nos permita conciliar y tener servicios públicos de calidad».
Y para conseguirlo, ha puesto encima de la mesa medidas como implementar la recién aprobada Ley de Vivienda, aumentar un 25% la inversión en atención primaria, la implantación de la jornada laboral de cuatro horas y seguir ampliando medidas públicas de conciliación.
«Gobernando hemos puesto a prueba nuestras ideas, ganado credibilidad y legitimidad, y hoy media Europa nos copia, demostrando que que funcionan». Es la principal conclusión de la líder de Podemos Aragón y candidata a la Presidencia de Aragón, Maru Díaz, en el Foro ADEA, donde ha defendido que «hemos demostrado que somos la fuerza que transforma y queremos seguir siendo protagonistas de ese Aragón mejor que está por construir».
Y para avalar estas afirmaciones, ha comparado las medidas políticas impulsadas en las diversas situaciones de crisis vividas esta legislatura con las del PP en la crisis financiera.
“Hemos demostrado que, al contrario que de la mano del PP y la troika, de las crisis no se sale a golpe de recortes y de austeridad. De la primera tardamos 11 años y 10 meses, mientras que de la que hemos gestionado, hemos tardado 13 meses, gracias a utilizar las herramientas del Estado y de las autonomías para intervenir los mercados, limitar los beneficios por arriba y redistribuir por abajo a familias, pymes y autónomos. Aumentar el gasto público en vez de recortarlo. Todo ello avalado por los datos económicos”, ha dicho Díaz.
Entre las medidas de protección social, ha destacado la reforma laboral, la subida del SMI, el Ingreso Mínimo Vital y la prestación complementaria aragonesa, la reforma fiscal o la intervención de los mercados “le hemos dado la vuelta a la precariedad; la principal consecuencia de la anterior crisis y las políticas del PP, que provocó un enorme desequilibrio social que lastró la economía, el consumo, la natalidad e incluso la sostenibilidad de las pensiones”.
Afirmación que ha refrendado con datos, reseñando que “ahora 1 de cada 2 contratos firmados son ya indefinidos, beneficiando especialmente a los más jóvenes, que eran quienes más fuertemente sufrían la temporalidad, hemos alcanzando un récord de afiliados a la seguridad social de 20,3 millones de personas”.
PROPUESTAS
“Hemos conseguido que Aragón sea un sitio al que volver y en el que poder quedarse, para vivir más que sobrevivir, y ahora tenemos que ser la fuerza que transforme Aragón en un sitio en el que vivir bien. Vivir sin miedo, con una casa confortable, con un trabajo con derechos y que nos permita conciliar, con servicios públicos de calidad, y tiempo para descansar, para disfrutar del ocio, de la cultura, de los seres queridoS”, ha defendido Díaz, y para ello cree que “hemos sembrado las semillas que ahora hay que anclar”.
Entre ellas, considera que la primera es llevar a cabo es el desarrollo de la nueva ley estatal de vivienda, “regulando los precios del alquiler en Aragón, declarando zonas tensionadas como El Pirineo o Zaragoza e invertir en ampliar el parque público de vivienda hasta las 5.000 viviendas públicas siguiendo el modelo de ciudades europeas como Viena”.
También propone incrementar en un 25% el presupuesto destinado a atención primaria, y hacer “un esfuerzo serio por la salud mental como la pandemia silenciosa de nuestro siglo”.
Políticas públicas que se implementarían “profundizando las reformas fiscales ya comenzadas, grabando más a aquellos que más tienen y buscando nuevos tipos de tributación para las empresas que hoy ni tributan en nuestro país y si lo hacen no pagan ni una décima parte de los beneficios que obtienen. Las grandes tecnológicas o las eléctricas tienen que pagar más impuestos. Estas últimas, mediante un impuesto autonómico que compense la afección paisajística que están haciendo sobre nuestro territorio”.
Un aumento recaudatorio con el que Díaz también pretende que «afrontemos la conciliación como un derecho, para que deje de recaer sobre las mujeres, invisibilizando un trabajo no remunerado». Para conseguirlo, propone «un pacto transversal, al estilo del de la ciencia, que nos obligue». Y también para «hacer de Aragón un referente en reducción de la jornada laboral con un plan piloto aragonés».