¿Recuerdas como llovió en 2024? ¡Hacía años que no descargaban así las nubes! Era una lluvia fina y constante que empapaba y penetraba la tierra con amor, calmando la sed de piedras, plantas y animales.
El viento mecía las nubes para dar ratos de sol y las gotas más juguetonas flotaban y reflejaban su luz, dibujando el arcoíris cada día.
Al principio, salir a la calle era engorroso
La gente se quejaba porque no podía mirar la pantalla a la vez que sujetaba su paraguas, pero luego se acostumbraron a soltar el móvil y a levantar la vista al cielo.
Aunque solo fuese a tirar la basura o a comprar el pan, salir a la calle se convirtió en algo que llenaba de júbilo el corazón, pues siempre te encontrabas inmersa en una escena de cuento.
La lluvia limpió el aire en las ciudades
El olor a cemento y asfalto mojado, combinado con el aroma de la hierba húmeda, era un bálsamo de camino al trabajo cada mañana y al salir por la tarde, el aire continuaba siendo fresco y revitalizante porque la lluvia no había dejado de caer con esa suavidad agradable.
Los torrentes brotaron como robledales en primavera e incluso en los lugares más secos despertaron fuentes olvidadas.
El cielo bendijo la tierra con salud, vida y abundancia y la tierra reverdeció y revitalizó los corazones con nueva esperanza.
¡Qué gran año, ese 2024!
Audio de la Ana Castillo Martínez: invocación a la lluvia.
Conoce a Ana Castillo Martínez, escritora, facilitadora y asesora literaria en su web: www.sinergiasliterarias.com