En la Edad Media, como en la actualidad, se aprovechaba cada evento para ser motivo de fiesta, oportunidad de negocio y hasta de disputa. Todo ello quedo reflejado ayer en el día gran del montaje de reconstrucción histórica que trata de reflejar cómo debieron ser los esponsales de la niña Petronila, reina de Aragón, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, celebrados en la plaza de la Candelera en 1137 y que supuso la creación de la Corona de Aragón y su expansión por el Mediterráneo.
Los esponsales se celebraron el 11 de agosto en Barbastro en una ceremonia más política que popular, de carácter privado. Sin embargo, desde la Asociación de Empresarios de Barbastro, Tam Tam Comunicación y Medievalia han decidido abrir las puertas de la historia a todo el público, que aspira a convertirse en un referente de turismo cultural.
Así desde el lunes se vienen celebrando actos que recuerdan el pasado glorioso de Aragón y la importancia de la capital del Somontano, una de las plazas fuertes en los albores del incipiente Reino, tras su conquista a los musulmanes. Estos hechos quedaron reflejados en la noche del viernes con una reconstrucción de las exequias de Alfonso I el Batallador y su cortejo fúnebre, que culminó en la plaza de la Catedral de Barbastro, con una charla del historiador José Luis Corral, que glosó las hazañas y errores del rey.
Y tras el luto llegó la fiesta. Ayer Ramiro II ya reinaba pero su cargo de monje le pesaba más y decidió entregar la tutela de la Corona al conde de Barcelona, de veinte años, al casarlo con su hija de un año, Petronila, que siempre ostentó el título de reina de Aragón. Los esponsales tuvieron lugar en el mismo enclave que en el siglo XII, en la plaza de la Candelera, en la que otro veterano historiador, Agustín Ubieto, deleitó con su verbigracia a los asistentes sobre la trascendencia de este matrimonio de Estado. El acuerdo jurídico de vasallaje y enlace matrimonial lo selló el escribano Ricardo Vicente, que uso la caligrafía de la época para plasmar el contrato.
Con los esponsales finalizaba una intensa jornada que había comenzado a las 10.00 con el mercado medieval en el que más de cuarenta comercios y artesanos presentaron sus productos, ataviados eso sí, con ropajes medievales.
Los actos divulgativos y lúdicos tuvieron su espacio con una charla práctica sobre la evolución del traje civil y militar en la Edad Media (de entonces viene el refrán ‘Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo’). Acto seguido, le siguió un duelo entre caballeros que hizo las delicias del numeroso público que siguió el combate.
Y uno de los momentos cúlmen de la jornada llegó con el primer torneo del Rey de Aragón, en la plaza de toros por la tarde, con justas a caballo ambientadas en 1440, durante el reinado de Alfonso V el Magnánimo.