Pablo Casado lo tenía muy difícil ante una moción de censura presentada por Vox con la clara intención de encumbrar a Abascal como la única alternativa al pretencioso Gobierno de la improvisación.
Sin embargo, el líder del Partido Popular, esta vez sí, ha convencido a muchos de los que creemos, que en este país no se puede continuar en la línea de la división, de la ruptura, de los bandos, de las guerras del pasado.
Casado ha arremetido contra el populismo de Vox, de su discurso reaccionario y antieuropeo. El dirigente de Vox se ha permitido equiparar la Unión Europea con las Comunidades autónomas de Gobiernos separatistas “A España la están desvalijando a dúo, por un lado, la maquinaria despótica de Bruselas y por otro las comunidades separatistas”, tal cual. Discurso antieuropeísta cercano al que nos tienen acostumbrados los de Podemos.
Los de Vox, en una clara y honorable respuesta a la intervención de la portavoz de EH-Bildu, han emulado lo que ya hizo en 2013, el diputado del PP, Antonio Basagoiti en el parlamento Vasco, leer los nombres de los asesinados por ETA. Parafraseando al Alcalde de Madrid “Leer los nombres de los asesinados por ETA te convierte en alguien digno y respetable. Serlo, sin embargo, no te convierte en el Presidente que necesitan los Españoles”. Todo dicho.
Vox se ha presentado en el Congreso, con la que esta cayendo, sin un programa alternativo, sin plantear soluciones a los numerosos problemas que nos acechan, y así se les ha hecho saber Pablo Casado con contundencia y rigor.
El líder popular ha expuesto a la perfección la preocupante situación política de España, la deriva de un Gobierno cada vez más radicalizado y menos democrático, con un Presidente en brazos de los comunistas de Podemos, de esos que enaltecen, con total normalidad e inmunidad, a Lenin, a Chávez y a Castro, entre otros dictadores.
Pablo Casado, hoy sí, se ha constituido como una alternativa real, seria y moderada, una alternativa centrada en ser útil a los españoles, una alternativa basada en el constitucionalismo, en la gestión económica y social pensada en las personas y no en repartir “nuestro” dinero público a diestro y siniestro entre los poderosos grandes canales de televisión y otros afines.
En definitiva, una alternativa que puede acoger a muchos de los españoles hartos de la crispación, de la ineficiencia, de la incapacidad, de la improvisación, de la pasividad y de la constante politización de todos y cada uno de los aspectos que afectan a nuestras vidas.