Define el Diccionario de la R.A.E. la palabra fábula como “Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados.”, y yo como lectora, no puedo saber si la intención del autor fue con intención didáctica o sí decidió dejar en el aire infinitas moralejas para que cada uno reflexionase a su antojo, lo que si sé, como lectora, reitero, es la critica audaz que esconde la nueva novela de Mariano Gistaín, este autor barbastrense que cada vez me convence más.
En su anterior novela “Familias raras” ya dejaba entrever que la inteligencia artificial había que sopesarla, recogerla con cuidado, porque puede pesar más de lo que a simple vista parece. En “Nadie y nada”, publicada en la línea literaria de la editorial aragonesa Prames, Gistain avanza un poco más y enfrenta al lector a un dialogo eterno entre Nada y Nadie.
Pero ¿Quiénes son realmente? El lector no lo sabe por una premisa que el autor deja clara desde el principio:
Ni siquiera los protagonistas saben quiénes son, son dos personas despojadas de sus recuerdos que se encuentran en una pecera, ¿escenario?, enorme. A partir de ahí la imaginación del barbastrense empieza a rodar y arrastra en su camino al lector que no tarda en entrar en la trama tan sutilmente dibujada al más puro estilo teatral. Dije al principio que estábamos ante un dialogo eterno y no exageraba. “Nadie y nada”, que bien pudo ser Nada y nadie, es un dialogo, exclusivamente un dialogo entre dos personajes que son capaces de intercambiarse entre sí, de rotar, de dudar de quien es cada frase, cada pensamiento. Y es el lector, qué inteligente es este autor, el que marca o no su existencia. Ellos existen mientras tú sigas leyendo. Suena difícil, suena raro, pero lo curiosa es que es una obra sencilla que nos guía a la reflexión con el fino humor al que el autor nos tiene habituados.
A través de esta conversación, inconclusa o no, porque eso me temo que ya depende de cada uno, Mariano Gistaín nos va a hacer pensar y mucho, sobre los diferentes aspectos del avance tecnológico. Somos las personas las que ideamos, movemos y decidimos cómo tratamos las máquinas. Y la inteligencia artificial es una máquina. Lo que pase en un futuro depende de nosotros.
Puede parecer que esta obra es solo IA, y no. Redes sociales, medios de comunicación, la importancia de las palabras, la necesidad del contacto físico y hasta la posible creación de un mundo nuevo si te lo propones. Todo esto y mucho más, pues esta obra está llena de subtemas, lo va perfilando el escritor de Barbastro dejando a voluntad de quienes le leemos con qué nos quedamos.
Mariano Gistaín es hoy uno de los grandes autores aragoneses. Un escritor que se supera en cada obra, que domina el lenguaje como nadie. Cuando una le lee se da cuenta de que hace fácil lo difícil. ¿Cómo es posible condensar tantos pensamientos en tan solo ciento siete páginas? Os lo diré, con mucho, muchísimo, saber hacer.
El desparpajo de este autor acaba convenciéndome siempre de que lo bueno, si breve, dos, tres o cinco veces bueno.
Finalizo con una frase que nos muestra a qué nos enfrentamos, que nos indica que este libro es de los de coger el lápiz y subrayar reflexiones. Y si eres de los que no escribe en los libros ahí va mi consejo: compra una libreta, te va a hacer falta.
“Mira, quiero una vida, aunque sea mala. Prefiero que se hunda el mundo… antes de que no haya mundo. Prefiero que se hunda el mundo… siempre que yo esté en él”.
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Gracias Rita
y Gracias José Luis