Las tradiciones en torno a la noche de difuntos perviven hoy en día con fuerza en Radiquero, una población de 60 vecinos en el corazón de la sierra de Guara. El sábado, día de Todos los Santos, este pueblo del Somontano recibió la visita de un centenar de personas, en su mayoría niños, dispuestos a hacer su calabaza lumínica para después alumbrar el camino del cementerio, jugar al juego de las almetas y totones, escuchar cuentos de miedo y las tradiciones vinculadas a la muerte de otras culturas, y comer los tradicionales dulces de esta fecha, los panallets y huesos de santo.
Todo ello conforma la «Noche de Ánimas», una singular iniciativa surgida en 2003 por la asociación cultural O’ Coronazo y que pretende recuperar ante «la invasión del la festividad importada de «Hallowen» las tradiciones autóctonas y que se hacían desde antaño en esta zona del Somontano», como explica Pablo Calahorra, uno de los impulsores de esta actividad.
La jornada se inició sobre las cuatro de la tarde, con el comienzo de los talleres de calabazas, de almetas y totones para después jugar al «Juego de las Ánimas», similar al Juego de la Oca y que explica las tradiciones vinculadas a la muerte en el Alto Aragón.
Después de la merienda con chocolatada y torta, los asistentes participaron en la «Triste comitiva» con las calaveras calabazas y antorchas hasta el cementerio, con el fin de guiar a las almetas que por Radiquero pasan este día, según explica la antropóloga Josefina Roma.
De regreso al pueblo, en la iglesia tuvo lugar el espectáculo de luz negra «Vivir la muerte» donde se explicaron las tradiciones de otras culturas sobre la muerte y como broche final, la cuentacuentos japonesa Sachi narró historias de miedo de su país. La fiesta concluyó con una degustación de panallets y huesos de santo.