La joven estudiante del IES Hermanos Argensola que corría por las viejas pistas de atletismo, Nunilo Cremades Casasín (1979) es hoy una brillante científica y profesora titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de la Universidad de Zaragoza e investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) en la capital aragonesa.
Su dilatado currículum y sus esperanzadores descubrimientos en el campo de las de proteínas involucradas en enfermedades neurodegenerativas Alzheimer o Parkinson le han valido prestigiosos reconocimientos internacionales entre ellos el Premio Dorothy Hodgkin de la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural en 2013 o el Premio “Enrique Pérez-Payá” de la Sociedad de Biofísica de España en 2020. A ellos se suma ser la sexta Mantenedora de las fiestas de Barbastro.
Su nombre está en la Wikipedia España en una lista de las 40 mujeres aragonesas que han sido referencia en la vida pública en distintos ámbitos, además el Periódico de Aragón la eligió Aragonesa del 2019 en Ciencia y ahora ya está en la historia festiva de Barbastro, como Mantenedora.
¿Cómo lo ha recibido?
Estoy emocionada, agradecida y con mucha ilusión. Tengo una agenda loca, pero haré un hueco porque me ha gustado mucho ya que me ha dado tiempo para reflexionar sobre todo lo que ha supuesto Barbastro para mí y recordar vivencias que me han llenado de lágrimas de felicidad. Ha sido muy bonito y eso que aún no han llegado las fiestas.
¿Qué supone ser mantenedora de las fiestas?
He recibido muchos premios a nivel nacional e internacional pero que te reconozcan tu trabajo en tu propia casa es para sentirse muy agradecida. Desde muy pequeña he vivido las fiestas de Barbastro con muchas ganas y motivación. Por motivos de formación me tuve que ir a los 18 años, pero he vuelto siempre que he podido a las fiestas. Estoy contenta porque al ser mantenedora puedo ser referente para las niñas que verán que hay un reconocimiento al esfuerzo, al trabajo y a la mujer científica.
¿Qué recuerdo tiene de las fiestas?
Muy alegres, tenía muchas ganas de vivirlas. Me encanta el chupinazo. Recuerdo con mucha emoción, con la piel de punta y lágrimas ese momento. También el Coso Blanco. Algo que ha mejorado es que antes los jóvenes parece que nos escondíamos en garitos. Las vivíamos muy bien en cuchitriles que daba miedo, pero la gente que venía de fuera y no veía a la juventud en la calle. Ahora se han convertido en peñas oficiales, con establecimientos más amplios y la juventud ya sale más en la calle.
¿Qué no se perdería por nada de las fiestas?
El Coso Blanco. Me encanta ya no sólo porque es el acontecimiento festivo único de Barbastro si no porque es precioso que niños, adolescentes y menos jóvenes disfrutamos todos juntos tirándonos confetis.
¿Se combina bien la ciencia y la fiesta?
No mucho. Como caen en septiembre, la situación es más complicada. Además de científica soy docente este año de la Universidad de Zaragoza y tengo que preparar las clases y las fechas son complicadas.
En el Centro de Congresos realizó un discurso muy emotivo y personal, plagado de recuerdos de Barbastro.
Tengo muchos recuerdos y vivencias propias que me han hecho ser como soy. El hecho de tener una infancia en la calle, con amigos, con imaginación, jugando a juegos muy divertidos y siempre en la calle, algo que se está perdiendo, ha sido muy importante en mi formación como persona alegre, positiva y social. El atletismo también me ha hecho ser una persona constante, trabajadora, que no se rinde y con mucha motivación con lo que hago.
Coge el testigo como Mantenadora de David Lafuente. Son dos jóvenes ejemplos del gran talento que tenemos en Barbastro con proyección. ¿Cómo ve a su generación?
Nos formaron muy bien. Yo estudié en el Colegio Pedro I y luego en el IES Hermanos y creo que tuve una muy buena base no sólo en contenidos si no también en valores. Somos una generación que aún se considera joven y hemos tenido muchas ganas de hacer cosas.
Has vivido en Inglaterra, ahora en Zaragoza ¿Y cómo se ve Barbastro desde la distancia?
Cada vez que vuelvo veo la ciudad cambiada, más cosmopolita y abierta a acoger nuevas personas y familias. Ha habido una inversión importante en infraestructuras públicas como por ejemplo las pistas de atletismo, que por fin las tenemos, o las piscinas que son la envidia de mis amigas de Zaragoza. La inversión en instalaciones públicas ha mejorado la calidad de vida.
Ya en el ámbito profesional, ¿veremos pronto un remedio o atenuante al Alzheimer o Parkinson?
Ojalá. Necesitamos muchos investigadores desde muchos ámbitos porque en este tipo de enfermedades intervienen muchos factores y son muy complejas. Sin embargo, se están haciendo muchos avances. Hay nuevos fármacos que se están evaluando para su utilización púbica y hay que tener esperanzas. Estamos en el buen camino, si no puede ser en la cura, sí en un diagnóstico más temprano para paliar los efectos y evitar la neurodegeneración temprana.