El sentido del título de este libro de Alejandro Valero, Oscuridades, se aclara con la lectura del primer poema, “Algo ocultas”, donde lo íntimo, escondido y secreto, se concibe como el germen del poema, del acto creador, que tiene lugar en soledad. La soledad, fiel compañera del yo poético a lo largo del libro, es casi un personaje más, y así la vemos, personificada en los versos que le están expresamente dedicados:
La soledad siempre embauca
con sus gestos de melancolía
fingida, con sus intimidades
más o menos sutiles, con su
aparente ingenuidad. La vemos
ceñirse a nuestro cuerpo como
si fuera una serpiente astuta
que suave y sigilosamente nos
inmoviliza poco a poco (Valero 2023:22).
La soledad está presente en muchos de los poemas, junto a una naturaleza que, cuando se particulariza, adopta los ropajes del paisaje de la sierra de Guadarrama, con la agreste belleza de sus roquedos, tan cercana a Madrid y en la que hay perros, lagartijas que ven pasar, junto al poeta, las estaciones que dan nombre a sus composiciones (Invierno, pág. 18, Primavera, pág. 31, El verano, pág. 40, El otoño, pág. 50). Títulos de poemas que, como Amaneceres u Ocaso, aluden a esa realidad tozuda que sentencia el acontecer humano con el paso del tiempo; pero dentro de ese devenir inexorable, relumbra el fogonazo de la dicha, aunque sea de manera efímera:
DE LA FELICIDAD
De la felicidad recuerdo que era pobre,
que vivía sola en medio de su paraíso,
que, cuando accedía a nuestro mundo,
la maltrataban por igual los afligidos
y los opulentos, y tenía un nombre largo.
Se dejaba observar de lejos un instante,
y la veíamos en sueños y en fotografías
con forma de mujer o de paisaje. Era
en el tiempo en que todo parecía nuevo,
en la edad en que tiemblan las rodillas.
Luego, le perdimos la pista y el respeto
mientras luchábamos contra fantasmas.
Algunos dicen haberla conocido; otros,
que la tuvieron en la punta de los dedos.
Y ahora la añoramos al caer de la tarde.
Pero es en el poema que transcribo a continuación donde vemos la fugacidad de una dicha tan reñidamente conquistada a la tristeza, “aunque esa felicidad tan solo dure un instante”:
LOS AMANTES
Después de una jornada
de sumisión y de trabajo,
se encuentran los amantes
por fin al abrigo de la noche.
Tienen ante sí lo que desean:
otra voz y otra piel diáfanas,
otra ocasión para el abrazo
y un tiempo sustraído al tedio.
A lo lejos suenan las sirenas
de alguna realidad, distinta
de este vaivén de cuerpos
que expresan libremente
su amor tras las cortinas,
agazapados como presas,
crecidos en pasión, felices
en este vulnerable vínculo,
que no les servirá mañana
cuando, aún ebrios de gozo,
vean la claridad por las rendijas
y se despierten de su ensueño.
Los amantes, entonces,
recogerán la ropa con pudor,
abandonando toda esperanza
y sometiéndose a la luz del día (Valero 2023:42-43).
Oscuridades que albergan felicidades efímeras, precioso título para abrigar a los que aman de la amenaza de la claridad.
2 comentarios
Susana, gracias por comentar mi libro de una forma tan bella y acertada. Me alegro de que tu lectura de Oscuridades te haya llevado desde la soledad a la felicidad, que no están muy separadas, como muy bien has sabido ver. Un abrazo.
Gracias a ti, disfruté de su lectura. Abrazos