Amigos, debajo de este título hay, creo, una oportunidad. Tenía muchas ganas de narrar los hechos que siguen y al fin puede ser el momento. Tras dos años relatando aventuras en la nieve, en los barrancos o con los senderistas hoy voy a intentar describir cómo viví este mes de julio de 2009 una aventura especial en bicicleta de montaña junto a un compañero también muy especial y que no es otro que Diego Ballesteros.
Esta no es una aventura cualquiera, aunque no es ni mucho menos una hazaña a las que Diego nos tiene acostumbrados pero, de verdad, es «algo» que no me atrevo a recomendar hacer a todos, como tampoco recomiendo a todos alguna otra actividad tan «sufridora» como el esquí de montaña. Se trata del tramo catalán de la travesía Transpirenaica en bicicleta de montaña por pistas que discurren, más o menos desde el inicio, paralelas al sendero de Gran Recorrido GR 11. Este tramo pirenaico, después de meditarlo, lo resumiría como una mezcla de Camino de Santiago de ida y vuelta comprimido en ocho jornadas de las cuales en todas y cada una acabas tan cansado como en una Quebrantahuesos pero sin llegar a agotarte como en esta ruta emblemática.
Este verano, a final de junio, ya se habían iniciado los contactos entre nosotros con la idea de pasar unas jornadas de nuestras vacaciones haciendo BTT. Puede que fuera reponiendo fuerzas en Sabiñánigo después de nuestra última cita con el cicloturismo más auténtico de la Quebrantahuesos 2009 cuando Diego me propuso la Transpirenaica.
Para mí era increíble su gran disposición después de su año triunfal, no sólo por la gran aventura culminada en Pekín en el verano del 2008, sino por su excelente papel desarrollado, junto a sus amigos, en la Nissan Titan Desert vivida en Marruecos o en las 24 horas de Montjuitch por equipos. Estaba «cantado» que le surgirían compromisos con tantos amigos y conocidos, verdaderos compañeros de viaje de sus más recientes retos deportivos.
Pues no. Diego se reservaba poco más de una semana para su amigo Pedro. Quizá recordaba que ya se lo pedí en el aeropuerto del Prat recién llegado de China y rodeado de su familia y amigos en un emotivo recibimiento.
Para encadenar bien los instantes previos a esta travesía pirenaica, os diré que estuvimos el sábado 11 de julio junto a nuestros queridos compañera-os, Carmen Guardia, José Masgrau y Javier Galindo guiando, animando y casi «aupando» a dos estupendos amigos médicos del Hospital de Barbastro hasta la cima del Aneto.
Mejor entrante imposible antes de hincarle el diente a esta «patata caliente» cocinada en petit comité entre Diego y yo y digerida en ocho días a golpe de pedal.