Oigo en la radio una entrevista a un cirujano de animales y director de una clínica veterinaria madrileña, sobre los efectos de la Ley del bienestar animal, y al acabar de oírle me pregunto si estamos ante otra ley Sisi, donde se pretende una cosa y se consigue otra.
Comenta aspectos médicos de la esterilización en determinadas razas de perros; advierte que sus condiciones físicas cambian de por vida: les sobrevienen problemas articulares, del cartílago y la zona articular; se vuelven obesos, disminuye su colágeno, y se debilitan físicamente; además surgen problemas endocrinos, diabetes y engrosamiento hepático… Por si no bastara les acarrea incontinencia urinaria, en machos y hembras, con el problema higiénico que eso introduce en los hogares. Así será su «bienestar».
Los citados efectos son en algunas razas. Sin embargo en todas las razas, si la castración es temprana, provocará obesidad y diabetes en el 90% de los animales. Los perros destinados al pastoreo carecerán de condiciones físicas idóneas para subir y bajar al ganado por fuertes espuendas. ¿Verán los futuros pastores a su perro cansado tras las ovejas…? Y los mastines que se enfrentan a los lobos gracias su colosal fuerza natural carecerán de resistencia para ello.
Por otra parte la esterilización de los perros impide a los pastores seguir con su selección genética, futo de la cual se obtienen perros listos, rápidos y ágiles, quedando interrumpida la cadena histórica para la elección del mejor perro. La ley penaliza la cría animal.
(Hace mucho que opino que tiene más mérito un pastor que gobierna cientos de ovejas con la ayuda de su perro, que un político que conduce a millones de personas a su redil electoral: el engaño, las mentiras gordas y la sonrisa artificial ni le sirven al pastor ni las acepta su perro amigo).
Me pregunto si esta diarrea legislativa, frívola e ignorante (no consultan a quien sabe) durará mucho tiempo.
Hace muchos años el comunista Mao Tse Tung mandó matar los pájaros de China porque comían las espigas y mermaban las cosechas de cereales. Los chinos fueron empujados a matar millones de pájaros, y por la web pueden verse fotografías de manifestaciones comunistas desfilando con grandes bastidores de madera llenos de pájaros muertos colgados. Mao sonreía y aplaudía. El problema consiguiente fue que los insectos, el principal alimento de los pájaros, se multiplicaron por mil y acabaron con las cosechas, condenando a millones de chinos a una terrible hambruna. El experimento «científico» comunista salió mal.
Estas cosas ¿las saben esta gente que nos gobierna?