La primavera más revuelta ha traído como paradoja mucha calma porque ha finiquitado la sequía y llegando casi al “cuarenta de mayo” sigue nevando en altura, siguen llegando borrascas y llueve. Los pantanos se han llenado y las navatas han vuelto a bajar por un Cinca caudaloso.
En este contexto habíamos planificado un apacible encuentro en Boltaña con los hermanos montañeros de Tarbes pero las previsiones auguraban fuertes tormentas.
¿-Qué hacer…?.
Con las reservas de hotel ya firmadas y en el último minuto decidimos salir desde Boltaña hacia San Vicente de Labuerda en un sábado lleno de ilusión por renovar la “Rencontre”.
De nuevo los saludos, abrazos, besos y comenzamos a caminar para cruzar hasta ocho veces el arroyo al que temíamos por su caudal.
Bajo un cielo azul intenso con muchos ratos de “sol blanco” (…agua en el campo) y otros de sombra nubosa y fresca salimos victoriosos de la apuesta. Este Sobrarbe perdido, vistiendo sus mejores galas, acogió a sus huéspedes deseados entre paisajes boscosos y terrenos de margas yesosas que se caen erosionadas en profundas quebradas.
Por si fuera poco, la suerte nunca nos abandonó pues encontramos a Miguel, un guía oficial de la Comarca que en el Día Internacional de los Museos nos iba a mostrar muy gentil y con precisas explicaciones la historia de la iglesia parroquial de San Vicente, su magnífico retablo y capillas como la del santo francés san Visorio. Como era un día especial Miguel nos abrió el pequeño museo adosado al templo y que el cura Lanau creó hace muchos años.
Ya solo quedaba compartir el típico “menú degustación” de mochila y pasear por las calles del pueblo no sin dejar de desplegar algún paraguas ya que tímidas gotas amenazaban desde el firmamento.
¡Qué le vamos a hacer…!.
Ni el agua ni los truenos podrían ya parar nuestros planes pues una vez cumplidos en sus justos términos nos permitían regresar sin mojarnos y por ello cantamos agradecidos a las puertas de la ermita de Santa Bárbara en Boltaña con muchas ganas de visitar el vetusto castillo o degustar un generoso vaso de limonada en la oficina de turismo.
La primera jornada concluyó una vez sentados a la mesa para reír y acabar intercambiando regalos de cumpleaños. Se festejaron los 120 años del CAF de Tarbes y los 75 de Montañeros de Aragón de Barbastro.
Josiane Mornettas y José Masgrau hablaron para dar el toque caluroso a la mejor cena de amistad.
Pero nada estaba seguro de cara al domingo. Las previsiones meteo eran malas y la subida a la peña Nabaín quedaba en el aire.
Como “bien está lo que bien acaba”, los gemelos Masgrau supieron buscar alternativas al domingo lluvioso y un estupendo paseo a orillas del bravo río Ara hasta el puente medieval de Moscarales cumplió el programa improvisado con la suerte añadida para algunos de ver un espectacular descenso de navatas en Aínsa.
En el asador Avenida tuvo lugar otra inolvidable comida y fue Serge Doulout quien clausuró este encuentro con un discurso de despedida digno de todo un presidente. François Franco rebosaba de alegría y con fraternales abrazos nos despedimos hasta el 20- 21 de septiembre.
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1 comentario
Magnífica crónica de Pedro Solana como ya nos tiene acostumbrados, claro que yo soy un poco parcial por haber asistido al encuentro con los amigos franceses.
! Enhorabuena Pedro!