Hoy, de nuevo, vuelve la nostalgia por esas veladas nocturnas, mano a mano con la noche, en el balcón de mi apartamento. Tal vez sea el mar el que ejerce una irresistible atracción en esas horas de oscuridad en que todo parece descansar. Por si sola la noche es campo fértil para la creatividad, ofreciéndome la posibilidad de dar rienda suelta a las palabras. La luna y las estrellas son el escenario perfecto para almacenar sueños, y el mar, obstinado en emitir ese sonido incansable que a medida que pasan las horas es más perceptible, vuelve a ser mi inspiración.
Me siento fatigada, pero sé que, como ha pasado en otras ocasiones, debo de aprovechar el momento que precede a la aparición de Morfeo, haciendo de las fantasías realidad para viajar a través de las palabras.
Gloria Fuertes
Y de eso se trata, de dejar que esos vocablos que llegan a mi mente transmitan sensaciones presentes y pasadas. Y hoy toca agradecer a Gloria Fuertes el haber compartido con mis nietas, en los días de viaje, los poemas que leíamos antes de ir a dormir. Conseguimos habitar las palabras a través de un libro lleno de luz para los tiempos que corren.
Si a ellas les ha servido para adentrarse en el universo de la poesía, a mí me ha enseñado a profundizar en los pensamientos y emociones que rigen nuestra vida mental. Así, sus historias y personajes han llegado para quedarse con nosotras, ampliando nuestro mundo y poblando nuestra imaginación.
Por todo esto, desde este espacio de improvisación e inventiva, quiero hacer una mención especial a la gran creadora de un lenguaje personal basado en el humor y los juegos de palabras. Dado el momento del día, lo hago con este pequeño poema titulado
En la noche
Como un grillo,
cantando,
dentro de mi agujero
(rascacielo de Madrid, piso séptimo)
la Gloria está en la gloria
en el séptimo cielo.