A resultas de unas manifestaciones de la concejal de Hacienda en la COPE, sobre presuntas anomalías en el funcionamiento interno del ayuntamiento de Barbastro, varios grupos de la oposición han emitido un comunicado muy crítico con sus palabras, donde llegan a censurar que se aireen sin mayor criterio que el de la opinión personal. Y tras leer esa frase me pregunté ¿Cabe tener una opinión personal disociada del criterio…? Yo creo que no, en una persona honesta no cabe.
Convengamos en que en nuestro ayuntamiento pasan cosas extrañas. Hace ahora tres años, en la irrupción de la pandemia, dictó un Decreto, ¿o un Bando?, en aviso del cierre de sus oficinas, que fue emitido diariamente por las emisoras de radio. Su texto contenía un evidente error gramatical en la frase Se ha optado el cierre, en lugar del correcto Se ha optado por el cierre; (mejor sería: se ha dispuesto el cierre). En aquel aislamiento cada día oía el Bando, y sentía una cierta pena… ¿Cómo era posible que se hubiera colado ese error impensable hace unas décadas?
(Pese a ello el documento gustó en algunos pequeños ayuntamientos que, a continuación, lo copiaron literalmente: Nueno, Alcubierre, Lanaja, Lalueza, Sena, Ayerbe, Boltaña, Tierz, y Tardienta «optaron el cierre» de sus oficinas. Para consuelo de la Gramática española hubo un humilde ayuntamiento que copió el texto, pero corrigió el error: La Sotonera, que optó por el cierre… La Sotonera enseñó Gramática a Barbastro, cuna de los Argensola, o, más recientemente, de José María Añaños (que corrigió el boceto de novela de un amigo que luego fue segunda en el Premio Nadal). Y de Manuel Vilas, ganador de un Planeta)
Hace unos meses presenté en nuestro ayuntamiento, electrónicamente, una instancia cuyo modelo extraje de su Sede electrónica (modelo IN 01. Instancia general). Al poco se me comunicó que no se admitía a trámite porque debía ser con el modelo publicado en su Página web; de modo que hay discrepancias internas entre la sede electrónica del ayuntamiento y su página web. ¿Esquizofrenia administrativa? En conclusión en nuestro ayuntamiento, a veces, prevalece la Estética de un formato sobre el derecho a usar cualquier formato con tal de exponer claramente quien firma, hechos, razones, petición y fecha. Hace muchos años, una ley de 1960, estableció que los requisitos de las instancias eran solo dos: nombre y domicilio. Y añadía: El escrito no se halla sujeto a ninguna otra formalidad. Reconozcamos, pues, que en esto de las formalidades nuestro ayuntamiento ha dado un paso atrás de más de ochenta años…
Más pintoresca fue la situación vivida hace tres años, cuando solicité acceder y consultar (electrónicamente) un expediente que me afectaba y no se resolvía; se me contestó (en un estilo ligeramente despectivo, inusual en la Administración) algo así como «¿De qué va Vd?…. ¡Que cosas pide!». Aquella contestación motivó que el Defensor del Pueblo amonestara a nuestro ayuntamiento y le recordara el derecho que asiste a todo ciudadano a consultar un expediente que le afecte. El Defensor del Pueblo recordó algo muy elemental y básico del Derecho administrativo…
En definitiva hay unas anomalías y unos vicios impensables hace varias décadas, que ralentizan y entorpecen la gestión, malgastando muchas energías: La rueda de un hámster.
Las causas de esta degradación son muchas, y no creo que interesen ahora. Lo urgente es su enmienda. En mi opinión ningún vecino de Barbastro, que yo conozca, es capaz del arreglo porque la intensidad y tamaño de la empresa le superan: ni quienes ahora mandan, ni quienes aspiran a mandar. Y si lo intentan es posible que lo estropeen más, como viene ocurriendo. Además todos tiran de la misma receta: ¡Falta personal!
Para que vuelva a ser un organismo ágil y eficaz, sin apenas grasa, como yo conocí, lo urgente es que quienes manden sean lo suficientemente honestos para reconocer, sin prejuicios, los problemas y carencias. Reconocer implica mirar bien antes (insisto en sin prejuicios). Teniendo presente que, como dijo Albert Einstein, es más fácil romper un átomo que romper un prejuicio. Y estar seguros de ver un problema y no una apariencia de problema.
El siguiente paso sería adoptar una decisión que requiere de cierta humildad: acudir en auxilio a la Diputación Provincial, una de cuyas atribuciones es asistir a los municipios; avisarle de que esta organización está muy mal, muy viciada y muy mal acostumbrada, pese a ser el tercer ayuntamiento de la provincia. Solicitarle un análisis, una propuesta razonable de reorganización de las funciones, un estudio de la capacitación jurídica del personal para las tareas encomendadas y pedir una propuesta de organización de plantilla y encomienda de trabajos.
Hace años un alto funcionario me dijo que, para arreglar ese caos, hacía falta un cambio de alcalde y un látigo…; otro, de similar rango, que hacía falta cambiar el ayuntamiento entero… Cada uno tiene su receta. En la mentalidad de la política de vuelo bajo (en que se halla sumido Barbastro) es más cómodo, por ejemplo, pedir consejo a cualquiera que parece que entiende de estas cosas. En mi opinión es mejor acudir a la DPH.
Post Data: En este artículo no hay intenciones ocultas de cara a las próximas elecciones municipales. No va de política, sino de curar a un enfermo.