Presto especial atención cada vez que escucho mencionar al Hospital de Barbastro, le tengo un gran aprecio porque allí ha transcurrido gran parte de mi vida profesional como enfermera, y porque allí se encuentran compañeras y amigas por las que siento un gran cariño y admiración.
Ese pequeño hospital comarcal público que Ernest Lluch inauguró hace 35 años, se ha transformado, adaptado y crecido respondiendo a cambios en el concepto de salud y a nuevas necesidades que la actual sociedad demandaba. La UCI creada en 2010 amplió la cartera de servicios, dándole carácter de hospital general y finalizó un ambicioso proyecto de reforma y ampliación. Más recientemente, en 2017, comenzó a funcionar la UCA (Unidad de Continuidad Asistencial) ofreciendo atención a pacientes crónicos complejos. En la actual crisis sanitaria motivada por el Covid 19, ambos servicios, junto con urgencias, reanimación, hospital de día, la quinta planta… han sido piezas clave para ofrecer una atención de calidad a los pacientes afectados por esta grave enfermedad, siempre en un trabajo coordinado con el resto de unidades asistenciales y de gestión del centro.
Durante estos últimos meses, el hospital se ha reinventado, ha reestructurado sus unidades, movilizado su personal y ha hecho de la incertidumbre, el miedo y la escasez inicial de recursos, una oportunidad. Sus profesionales sanitarios y no sanitarios han respondido de manera ejemplar dando cada uno de ellos lo mejor de sí mismos, han puesto su trabajo al servicio de todos los ciudadanos. No podemos más que agradecer su compromiso y responsabilidad.
Sentimientos de rabia, tristeza y dolor han estado presentes a diario. Nunca la impotencia o la soledad se habían hecho tan evidentes para pacientes, familiares y personal asistencial. Pero nunca tampoco una ola de solidaridad, respeto y comprensión había llenado cada rincón del hospital y de nuestros hogares de esta manera.
El trabajo en equipo y la coordinación entre la atención especializada y la atención primaria han sido nuevamente claves para responder con equidad, calidad y eficiencia ante un reto y una crisis sanitaria sin precedentes. Nunca se había hecho tan evidente la importancia de la Sanidad como uno de los pilares del estado del bienestar y de la necesidad e importancia de sus profesionales.
De nuevo se ha puesto en valor la grandeza de nuestro sistema sanitario público y de igual manera alguna de sus debilidades. En estos momentos en que se vislumbra esperanza y relativo optimismo, deberemos dedicar tiempo y esfuerzos a analizar en profundidad responsabilidades, causas y consecuencias de la situación excepcional que hemos vivido durante estos meses, y así corregir errores y prepararnos para nuevos escenarios que puedan llegar.
Algo está cambiado en la sociedad, en nuestra percepción de la vida y su fragilidad. Se ha hecho evidente la necesidad de proteger y cuidar a los más vulnerables y a los trabajadores esenciales, que han hecho posible y más fácil que, a pesar del dolor y las pérdidas irreparables de nuestros seres queridos, la vida continue.
Superar las secuelas físicas, emocionales, sociales y económicas de esta pandemia no va a ser fácil, por eso necesitamos trabajar todos en una misma dirección, aunando esfuerzos.
Mi reconocimiento emocionado a todos los trabajadores del hospital y del Sector Sanitario de Barbastro que han respondido de forma excepcional ante esta enfermedad. Nos han hecho sentir orgullosos, protegidos y cuidados poniendo su calidad profesional y humana al servicio de todos nosotros. Gracias