Los vestigios que hablan de los orígenes islámicos de Barbastro, que recientemente ha salido a la luz gracias a unas catas arqueológicas realizadas con motivo de las obras de adecuación de la travesía de la avenida Navarra, van a quedar sepultados de nuevo bajo tierra, pese a los importantes hallazgos que el subsuelo está revelando.
Los trabajos que están realizando dos arqueólogos desde el 24 de octubre en la zona del barrio de Santa Bárbara, próxima al convento de las Capuchinas, han deparado una gran cantidad de vestigios de distintas épocas, desde el siglo XVI – XVII con la existencia de las dependencias del monasterio de San Cosme y San Damián de los Trinitarios (extinto en el siglo XIX con la Desamortización de Mendizabal), hasta fragmentos de la posible muralla que los musulmanes construyeron para proteger la villa que fundaron.
Parte del templos de época de Renacentista, restos óseos de enterramientos cristianos, sobre todo infantiles, cerámicas andalusís, monedas de diversas épocas, aljibes, atifles de hornos, habitáculos, una talla de sílex del Calcolítico (de hace 3.000 años), son algunos ejemplos de lo que ha salido a la luz en estos trabajos arqueológicos con motivo de la ejecución del acondicionamiento de la travesía de la carretera Salas.
Sin embargo el principal hallazgo y más sorpresivo ha sido encontrar sillares colocados a tizón (a la manera andalusí), de carácter defensivo, lo que rebelaría que estamos ante una de las murallas que rodeaba la ciudad. De confirmarse este hallazgo, y según la Ley de Patrimonio este vestigio debería ser catalogado como Bien de Interés Cultural de forma inmediata.
Pero las catas de los arqueólogos en esta zona, que conforme se ha ido ampliando ha revelando nuevos hallazgos, tiene los días contados. Ya que la dirección general de Patrimonio del Gobierno de Aragón comunicaba el pasado 21 de diciembre a estos arqueólogos que las excavaciones van a finalizar y que deben ceñirse a la zona afectada por el proyecto urbanístico de las travesías, tras una modificación de urgencia.
Lo encontrado será objeto de estudio y de consolidación, pero no estará a la luz pública, si no que volverá a enterrarse. Las catas se trasladará a otra zona, de menos interés aparentemente por lo encontrado (dos grandes cillas), pese a que sólo han llegado a los primeros estratos, y lo importante estaría por descubrir.
Con ello se agilizará el comienzo de los trabajos de urbanización de una de las cuatro entradas a la ciudad que se están ejecutando desde hace unas semanas. Los trabajos en la avenida de Navarra contemplan ampliar el firme de la carretera construida a principios del siglo XX y dotar de zonas peatonales. Una de ellas será próxima a los restos aparecidos.
Técnicos de Patrimonio han visitado la zona recientemente para examinar los sillares teóricamente de los siglos X y XI (a falta de confirmación en laboratorio) y la dirección general de Cultura mantiene su dictamen inicial. Según fuentes consultadas de Patrimonio del Gobierno de Aragón, el hallazgo de restos de lo que podría ser el Barbastro musulmán (la muralla islámica de los siglos X y XI y parte del Arrabal) ha motivado la modificación del proyecto del vial para que no hubiera afección a los restos. Y los tres sillares de piedra arenisca próximos a la carretera serán desmontados para su conservación junto al resto del yacimiento, que posteriormente será tapado. Las mismas fuentes recalcan que este será el procedimiento al no ser catalogada de momento como muralla.
Excavar en un futuro
Desde el equipo de Gobierno municipal priorizan el desarrollo de las obras de acondicionamiento de la travesía y señalan que si esta excavación «se considera de importancia se podría abordar en un futuro para no entorpecer el proyecto en el que estamos con calles cortadas y problemas vecinales propios de una obra. La excavación se va a ceñir estrictamente al proyecto que se debe desarrollar en tiempo y forma», reitera el concejal de Urbanismo y Cultura, Iván Carpi.
El Ayuntamiento considera que los trabajos deben seguir su ritmo y que habrá que esperar a los estudios finales para determinar su datación cronológica.
El concejal respeta la directrices del Gobierno de Aragón pero deja la posibilidad a mostrar en público algún resto en función de su interés histórico, «pero habrá que esperar a la datación. Sí así fuera lo pediríamos al Gobierno de Aragón, pero ahora la mismo la directriz es taparlo, una vez catalogado», recalca.
Bienes de Interés Cultural
La primera reacción a la decisión de soterrar estos restos no ha tardado. Este jueves el doctor en Historia por la Universidad de Zaragoza Juan José Nieto, célebre por la defensa del patrimonio de arte sacro de Sijena y de la diócesis de Barbastro – Monzón junto al letrado Jorge Español, ha presentado dos instancias dirigidas al departamento de Cultura del Gobierno de Aragón y al Ayuntamiento barbastrense. En ellas pide que se tengan en cuenta la importancia histórica de estos restos de sillares y se paralicen las obras hasta que se hayan excavado en su totalidad, para después preservarlos. Con ello se trataría de “impedir la destrucción de un BIC en nuestra Comunidad autónoma”. “Es imposible saber si debajo de los estratos que están a la vista hay más restos de fortificaciones anteriores”, señala Nieto, recomendando que se proceda con las excavaciones en la zona.
El historiador considera que se trata de lienzos de la muralla que bordearía la ciudad musulmana o formaría parte del castillo de los Entenza.
Uno de los lienzos, con sillares desprendidos, sería la continuación del muro del convento de las Capuchinas, que según el artículo publicado por el historiador B. Cabañero sería la muralla musulmana de la ciudad, sita en el barrio del Entremuro y en el de Santa Bárbara. Asimismo sita a los historiadores Sesé y Andreú que afirmaban que la ciudad medieval llegaba hasta el río Vero. Hasta el momento no se han encontrado vestigios de ello, por lo que el presente hallazgo confirmaría esta tesis.
Asimismo, denuncia Nieto que las estacas colocadas para delimitar el trazado de la carretera, colocadas por la empresa constructora, afectan plenamente a los tres metros de muralla que se aprecian y a otros muros “de potencia considerable que es imposible saber su finalidad sin llegar a estratos inferiores”.
Cabe apuntar que la zona excavada acabará siendo una zona peatonal con la reurbanización de este trazado y que el tráfico no se ha visto afectado al existir una vía de paso alternativa, y que en el otro lado del vial queda espacio para realizar las modificaciones del proyecto que se consideren. Razones, que según el historiador invitarían a optar por preservar estos vestigios y fortalecer la imagen turística de la ciudad con un importante elemento patrimonial “como parte del Parque Cultural del Río Vero” del que forma parte Barbastro. “Nos encontramos ante una zona de Barbastro de gran importancia arqueológica, donde siguen apareciendo estructuras procedentes de la “ciudad medieval que podría aportar datos fundamentales para la historia de Barbastro”, concluye el historiador.