“Salvajismo, gamberrismo, barbarie, contenedores ardiendo, grafitis, pintadas, robo de material, mobiliario urbano destrozado, intento de robo en el belén, destrozo de la decoración navideña… por unos radicales, anti sistema, delincuentes, marginados..”
Vamos a hablar de ese fenómeno tan popular, recurrido y escuchado en prensa nacional, autonómica y local vandalismo, vandalismo y vandalismo…
Resulta que este año pasado 2019 ha sido bastante convulso y las revueltas han traído consigo portadas y contraportadas de imágenes caóticas y mobiliario destrozado por el llamado vandalismo.
Vamos a romper un poco los esquemas…
Cómo te quedarías si te digo que tiene una mayor consecuencia negativa tanto social, como económica el “Micro vandalismo estructural” que hemos realizado alguna vez o realiza y promueve un elevado porcentaje de la sociedad (>95%), que los actos de vandalismo esporádico que se producen de forma puntual con repercusión mediática.
*Ahora bien vamos a obviar cualquier acto promovido por un sentimiento ideológico, o derivado de un conflicto político, que pretende confrontar mediante desobediencia civil en forma de acción directa activa y vamos a analizar este suceso como un hecho apolítico.
Ya que este hecho es circunstancial, debido a una agitación social por medidas políticas que no van concordes a los intereses generales de un pueblo.
Para comprenderlo bien vamos a centrarnos en el ámbito local donde la “Community Manager” del Ayuntamiento de Barbastro, realizando una excelente labor comunicativa denuncia estos hechos acrisoladamente.
A continuación algunos ejemplos recientes en Instagram y Facebook. En twitter por lo que se ve, todavía no se maneja muy bien este ayuntamiento, démosle tiempo.
Solo hay que leer unos pocos comentarios para observar que nos llevamos las manos a la cabeza por un vandalismo puntual que en el cómputo global suponen una repercusión mucho menor que el conjunto de micro-vandalismos que se llevan a cabo el día a día en la ciudad.
Te sorprenderás al saber que más del 95% de los ciudadanos de Barbastro hemos practicado o practican MICRO VANDALISMO que supone un mayor impacto negativo social y económico.
Antes de que te desentiendas de cualquier acusación, vamos a explicar en qué consiste este micro vandalismo, que no sale en los medios de comunicación, pero que día tras día supone un deterioro ambiental y por lo tanto de nuestra calidad de vida
Cada vez que salgas de casa y des un paseo por la ciudad te animo a mirar, quien tira una colilla al suelo, un pañuelo, un envoltorio, quien amontona las basuras en el contenedor, quien tira pirotecnia en un espacio natural, quien se truca la moto para hacer más ruido, quien deja el coche en ralentí enfrente de un colegio para no esperar fuera con frío, quien deja sus restos en el espacio natural que va a disfrutar, quien no recoge los restos de sus animales en la vía pública…
Incluso delitos contra la salud pública que no podemos ver, quien vierte aceite por la fregadera después de utilizarlo, quien tira toallitas u otros elementos por el váter que no forman parte de las tres “p”, quien no gestiona los residuos peligrosos como sartenes, pilas, baterías y los tira al mismo cubo, en definitiva quien utiliza los contenedores verdes como cajón de sastre de toda su mierda…
Cada vez que normalizamos estos gestos de micro vandalismo que ocurren a nuestro alrededor, estamos fomentando un vandalismo estructurado, interiorizado en la sociedad al igual que ocurre con el machismo. Que sin saberlo, no nos damos cuenta de hasta qué punto está asimilado.
Además es este micro vandalismo estructural el que desemboca en acciones peyorativas de mayor calado como pueden ser incendios, contaminación, afección a la salud pública o pintadas, destrozos u otras consecuencias de vandalismo superficial.
No pretendo repuntar, ni descubrir cuáles son las pautas y claves del civismo moral, ya que como todos, hasta que te descubres ante tus vicios arraigados a una mala conducta, sigues ejerciéndola de forma normal.
La culpa no es del individuo. Es, al igual que ocurre con el consumo, de un sistema pervertido y negligente en el carácter ambiental. Esto va de seguir caminando sobre una alfombra donde ya no cabe nada más que ocultar, que mientras pueda seguir escondido, seguiremos mirando hacia otro lado.
La gente que sigue tirando sus colillas al suelo con un gesto chulesco pasa inadvertida ante la gente, de fiesta, el día a día, en la puerta de los bares, bibliotecas, paradas de autobús, desde el coche en marcha y hasta en las entradas de los hospitales. Gesto normalizado acogido y adoptado como un estigma que realza nuestro estatus y refuerza nuestra personalidad, que se observa en el cine, en las series de moda, hasta en la gente más mediática.
Llevando al día a día una situación es tan distópica como real.
La propia policía de Barbastro se desentiende de este tipo de prácticas, e ignoran este tipo de “micro-vandalismos”, por lo menos no conozco un solo antecedente ante una sanción de este tipo que se haya producido en nuestra localidad. A veces, tristemente, la única forma efectiva que supone una acatar la norma es la sanción económica.
Por otro lado está la gente en la cotidianidad, como sociedad colectiva tenemos una importante labor social, al no juzgar esté tipo de acciones estamos siendo cómplices del vandalismo más destructivo que existe, la destrucción de nuestro patrimonio más puro, antiguo y verdadero que tenemos, que se trata del medio natural.
Ya no vale con ignorar este tipo de acciones que nos perjudican a todos, hay que señalarlas y criminalizarlas al menos con el mismo ímpetu y ansia con el que se criminalizan los actos de vandalismo de los que se hacen eco las redes.
Acaso hay que señalar y criminalizar con todo el peso mediático, a un joven por poner un “tuit”, o por pretender robar una figura del belén de su pueblo, por hacer una pintada en un mural franquista en la iglesia de la plaza San Francisco, por ejemplo, mural ilegal por cierto (conforme al Artículo 15 de la Ley 52/2007 de 26 de Diciembre), y un sinfín de actos criminalizados, mientras se normaliza gestos, y actos ecocidas que se repiten día tras día y que pasan desapercibidos.
El ayuntamiento de Barbastro, además de escandalizarse por redes sociales a través de su community manager, por el vandalismo superficial debería combatir este otro tipo de micro vandalismo que repito tiene más costes y más impacto sobre la salud y el bolsillo de los Barbastrenses que el vandalismo superficial.
¿Cómo?
Hace poco se implemento en Italia una asignatura de cambio climático, ese sería un primer paso, una iniciativa para crear conciencia de base referida al patrimonio natural y el bienestar social. Para asentar una sociedad “cívica”, primero debes darle motivos para serlo, no vale con anteponer la mano dura de la ley y la represión, cuando no estás atajando el problema de raíz.
¿Cómo podemos cambiar a nivel local?
Pues facilitando desde abajo una educación sistémica del civismo ambiental y el eco-respeto a nuestro patrimonio natural, favoreciendo el trabajo a las más de 80 asociaciones de activismo ambiental que hay en Aragón, que seguro estarán encantadas de gestionar cursos, dar charlas por colegios y sembrar una sensibilización correccional que mejorará nuestro entorno, nuestro civismo y nuestro país.
Este ayuntamiento tiene la posibilidad de ayudar realmente a Barbastro y su comarca, espero que aproveche la oportunidad.
Quien tiene voluntad de cambio, lo demuestra.
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