Estamos viviendo un otoño muy lluvioso con borrascas barriendo la península hasta el límite de convertirse en DANA mortífera como la que ha anegado la costa valenciana.
En el mundo de la montaña acudimos con frecuencia a las aplicaciones meteo porque advierten muy eficazmente sobre los fenómenos atmosféricos que puedan suceder en cualquier jornada de actividad.
Hace una semana, siguiendo informaciones contrastadas, suspendimos varias excursiones por la mala predicción aunque hubo una ventana de buen tiempo el domingo 27 de octubre para que los niños del Senderismo Infantil pudieran ascender desde Betorz hasta el Tozal de Asba.
Una semana después, concretamente ayer domingo 3 de noviembre, se volvió a abrir el cielo y la Ruta de otoño en Salas Altas ha podido celebrarse, además, de forma multitudinaria.
El ayuntamiento de Salas Altas y Montañeros de Aragón de Barbastro quisieron en esta ocasión llevar a los marchadores por una zona más bien llana, circular pasando por Salas Bajas. Anduvimos toda la mañana entre viñedos y cepas casi desnudas, vestidas con pocas hojas de tonos ocres y amarillentos.
La propuesta era clara: “Deporte para todos”.
Sí, hubo 25 marchadores del núcleo habitual senderista en nuestro club MAB pero eran una mínima parte del total pues los vecinos de Salas acudieron prestos a la cita en gran número y cumpliendo una premisa expuesta por nuestro guía, Agustín Rufas, desde el comienzo: “-Esto no es una carrera, vamos a dar un paseo caminando de forma suave”.
La víspera de nuestra excursión había llovido por la noche y al comenzar a caminar encontramos los caminos embarrados. Había que fijar bien la vista al pisar y evitar charcos en unas pistas agrícolas que han sufrido mucho por el mal tiempo.
Eso sí, conforme caían los kilómetros y se alzaba el sol nos despojábamos de chaquetas hasta quedarnos en manga corta como si de una jornada veraniega se tratara.
Como proponíamos deporte para todos, me gustaría destacar a la señora de 96 años que anduvo animosa y precavida o a esa familia de alemanes con niños pequeños dando color y calor a cada paso del casi centenar de marchadores.
De la organización solo se puede decir que estuvo perfecta, hubo balizas en cada cruce y se contó con un coche de apoyo para recuperar a quien le pesasen mucho los 10 kilómetros recorridos.
Desde las diez de la mañana hasta la una de la tarde disfrutamos de un oasis templado entre tantas nubes que azotaron el Somontano en el último mes y al regresar al pueblo teníamos la mesa puesta para degustar tortilla de patata y carne a la brasa en un ambiente de amistad y hermanamiento.
¡Ojalá Vicente, Agustín Y Pilar sepan planear con tanto éxito la próxima Ruta de otoño…!
3 comentarios
Bien Pedro, otra crónica bien escrita de la tradicional Ruta de Otoño de Salas, que nos gusta leer con gran interés .
Enhorabuena
Sólo un pequeño apunte, no hera paella, si no tortillas de patata, que también estaban muy sabrosas.
vaya, Faustino, me dijeron que había paella pero no pude quedarme a comer
Bueno Faustino, los de Ronda ya han corregido el error. Están siempre prestos a echar una mano a sus colaboradores