En los últimos días hemos visto cómo la figura del obispo San Ramón del Monte, ilustre patrón de la ciudad de Barbastro era vinculada a la idea de victoria en el deporte más por la tenacidad y perseverancia que por la fuerza física.
La fiesta de nuestro Santo Obispo se celebra el próximo 21 de junio pero quisiera destacar que los montañeros MAB, desde 2016, venimos rindiendo un homenaje muy propio a nuestra esencia caminando por el sendero igual que lo hizo San Ramón desde Barbastro a Roda de Isábena en el siglo XII. Un periplo de destierro que duró tres días llenos de pena tras abandonar la Cátedra de Barbastro.
Gracias al tesón de nuestro socio colaborador Daniel Vallés, en cada año, en cada etapa, se fueron recorriendo los rincones y paisajes hasta la mismísima Catedral de Roda pero nuestra ilusión nos ha llevado mucho más allá y este pasado domingo 16 de junio llegamos a Francia, desde el valle de Arán y muy cerca ya de Saint Bertrand de Comminges, la otra sede episcopal vinculada a Roda y en pleno Camino de Santiago Ribagorzano.
Hace dos años cruzamos la cadena montañosa sobre el túnel de Viella y a partir de ahí cambiaron las cosas. El descenso iba a ser la tónica dominante y un valle muy frondoso y verde se abrió a nuestros pies a partir de Viella.
La etapa del domingo comenzó puntual a las nueve y media en el centro de Bossòst y por toda la orilla derecha de un Garona saltarín e impetuoso discurrirían casi doce kilómetros que se hicieron muy cómodos y agradables primero por la temperatura, siempre por debajo de los 24 grados gracias a una sombra constante.
Al cruzar las calles de Les, quisimos una foto de grupo frente a la ermita de San Blas…¡ y vaya grupo!. Casi la cincuentena de marchadores si sumamos los compañeros de Graus y Benasque a los 37 de Barbastro pero eso sí, más unidos que nunca desde el comienzo de este camino del destierro.
Daniel, cuando preparó la etapa, se afanó en investigar los más bellos rincones haciendo tomar atajos que evitarían algún cruce de carretera y sumergiendo la larga fila senderista en una refrescante jungla, cubierta de musgo y a veces enmarcada con muretes de piedra seca. Las rocas lucían tapizadas de verde y salpicadas de helechos. Chopos y toda clase de árboles de ribera apuntaban al cielo altivos y el rumor de las aguas del Garona hacían el coro perfecto a un caminar reposado. El trayecto variaba un poco con ligeros dientes de sierra pero que en su totalidad tuvo el doble de desnivel negativo sobre el positivo. En algún momento se asomaba con vértigo al vacío sobre el río.
Lo mejor era dejarse llevar por la marea senderista y conversar con unos amigos que lo son desde siempre pues este raro amor por la montaña cada vez se hace más común y compartido.
Los Mossos de Escuadra ayudaron en el único cruce de carretera y los últimos cinco kilómetros transcurrieron por un carril bici francés que llaman Trans-Garonne.
Ahora el sol castigó un poco al grupo tras una parada para comer pero al llegar a Arlos, fin de etapa con 17´5 Km, antes de subir al autobús nos esperaba un sinfín de agradecimientos por la belleza de la excursión.
Volveremos a Arlos el 29 de septiembre de este 2024 para finalizar por fin en Saint Bertrand esta bonita peregrinación.
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1 comentario
Gracias Pedro porque los que no estuvimos con tu crónica hemos vivido esa preciosa etapa y valoro y agradezco el tesón de Daniel Valles que siempre se desvive por dar lo mejor. Enhorabuena