“Esto no es ni un adiós, ni una despedida porque Cabrero sabe que siempre tendrá su casa en Alquézar”. Así comenzaba la alcaldesa Ana Blasco el homenaje, cargado por momentos de lágrimas por la emoción contenida, que la villa medieval rindió al que ha sido su párroco durante 46 años, José María Cabrero, en el día grande de las fiestas de San Hipólito, el domingo 13 de agosto.
Un homenaje, junto al crucero de la plaza del frontón, que reunió a cientos de vecinos y forasteros, y en el que no faltaron las jotas de los rondadores Paco Lasierra ‘El chato’ y Javier Badules, con la rondalla Aires Monegrinos, y al que no quisieron faltar los cuatro presidentes de la Comarca: Antonio Cosculluela, Jaime Facerías, Daniel Gracia y el actual Saúl Pérez, que fue alumno de Cabrero en su etapa como docente de Biología en Salesianos de Huesca. “Tengo un muy buen recuerdo de él. Es una gran persona y por eso me alegra participar en este homenaje”, afirmó Pérez.
“Todos los pueblos de la zona te quieren y aprecian tu humildad y todos tienen claro que nos has enseñado el amor, el cariño y el respeto a nuestros vecinos, pueblo y patrimonio, como la colegiata. Por ello seguirás en nuestros corazones”, afirmó la alcaldesa.
Su antecesor durante 32 años en el cargo de primer edil, Mariano Altemir, para quien Cabrero es “hermano mayor”, destacó el trabajo pastoral y social de este mosén.
“Sembrando día a día, siendo generoso y bondadoso abrió el corazón de nuestras familias y supo incorporarse en nuestras vidas. Rehabilitó tanto patrimonio y lo hizo siendo humilde y siempre estando al lado del necesitado. Su pastoral ha trascendido a lo social”, señaló Altemir entre lágrimas.
Visiblemente emocionado, José María Cabrero aseguró que si Alquézar hoy en día es lo que es “es porque durante muchos años todos habéis ido haciendo hasta conseguir esta maravilla. Si yo hubiera estado en otro pueblo, José María Cabrero no sería el que es ahora”.
Al homenaje también se sumó la doctora del pueblo, Rosario Toda, que este año se ha jubilado. La médico oscense se comprometió a “cuidar muy bien Cabrero, que ha sido un referente como persona y sacerdote, en su nuevo destino”, en la parroquia de San Francisco de Asís, donde el mismo cura plantó olivos de Bierge para no perder de vista el Somontano.
Cabrero se lleva como regalo una réplica de su querida Colegiata, que tanto ha mimado y ha ayudado con sus manos a restaurar, un olivo bonsai de la variedad alquezrana, una placa y además el Ayuntamiento ha dejado un cofre en el establecimiento local Casa Chapa para que todo aquel vecino que quiera pueda dejar un mensaje para este cura que se ha ganado el afecto de creyentes y no creyentes.