Hace ya 6 años que esta barbastrense tomó rumbo a Francia, Carmen ¿Por qué Francia?
Fui a vivir a Bruselas para mejorar el inglés y recordar mi francés. Aprovechando la cercanía con la ciudad de Lille, en la región Altos de Francia, encontré trabajo en una empresa internacional.
Me sorprendió ver que Lille es una ciudad multicultural. Antes de un año empecé a trabajar en una empresa local. Después estuve unos meses en Los Países Bajos y al volver me instalé en el Paso de Calais donde reside la familia de mi pareja.
¿Te costó habituarte? ¿Hay algo hoy en día a lo que no acabas de acostumbrarte?
Mi llegada fue muy fácil, la empresa me ayudó en todo. La gente en Lille es muy sociable, les encanta el español y hay una gran comunidad de hispanohablantes. Para mi fue muy importante participar en la asociación local ‘’Latinos en Lille’’, donde intercambié idiomas, conocí otras culturas y gente que se convirtieron en mis amigos.
¡No pude acostumbrarme a tener que saludar con dos besos a todos los compañeros de trabajo todas las mañanas, con los que éramos! No hacerlo podía ser mal visto, pero se ha dejado de hacer por el COVID.
¿Tu día a día es parecido al que llevarías en España? ¿A qué te dedicas?
Trabajo como administrativa contable. La diferencia es el idioma y acabo a las 16h30. Si hago alguna hora extra siempre se empieza antes, nunca se acaba más tarde. Ahora estoy en un proyecto de reconversión profesional. Una ventaja del servicio de empleo es que, si cumples ciertas condiciones, te permite cambiar de profesión siguiendo una formación, mientras sigues recibiendo el salario de tu empleo actual.
En cuanto a la comida ¿Hay similitudes con la española?
En la región hay varios platos típicos que comparten con la región belga de Flandes, como los mejillones con patatas fritas (moules-frites), el estofado de ternera en salsa de cerveza (carbonade flamande) y los gaufres.
Se come mucha patata. Se cocina más con mantequilla que con aceite y se come mucho más queso. Hay platos como el welsh, una tostada de pan con jamón y una salsa de queso cheddar fundido con cerveza. Cuando llega el invierno comienza la temporada de la raclette y de la tartiflette (con queso, patatas, cebolla, bacon).
La gastronomía de los franceses forma parte del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO, es importante preparar bien la mesa, seguir un orden, siempre se sirve un plato de quesos, con pan y ensalada, después del plato principal y antes del postre, para limpiar el paladar.
¿Cómo son los franceses?
Lo primero que oí al llegar es que los franceses se quejan mucho y es verdad, pero para ellos es una forma de crear un tema de conversación. Al expresar su pesimismo se sienten bien. Algunos motivos de queja son la administración y las huelgas de transporte. Les gusta debatir de política y comparten sus preferencias.
Suelen comer sobre las 13h y cenan a las 19h. Valoran mucho la puntualidad. Una de las tradiciones que desconocía es la pasión por los ‘’vide-greniers’’, mercadillos de segunda mano, donde cualquier vecino puede montar un puesto en la calle o abrir las puertas de su casa y vender lo que quiera, y las ‘’braderies’’, que son mercadillos por toda la ciudad donde participan profesionales y particulares. Lille celebra en septiembre su mítica braderie donde es tradicional comer les ‘’moules frites’’.
¿Alguna costumbre realmente te sorprendió? ¿Curiosidades del lugar?
Hay una comedia, ‘Bienvenidos al Norte’, donde se muestra el carácter acogedor de la gente del norte. Refleja algunas costumbres como el desayuno con pan y Maroilles (un queso) mojado en café. Es la región con mayor número de ‘’baraques à frites’’ (puestos de patatas fritas).
La principal atracción turística de Calais es desde 2019 su dragón. Fabricado exclusivamente para la ciudad en un atelier de máquinas fantásticas en Nantes. En el paisaje de Calais no pueden faltar los típicos chalets de playa. Uno de los lugares más bonitos de la Côte d’Opale es el Cap Blanc-Nez, a unos 10 minutos de Calais. Desde lo alto del Cabo hay unas preciosas vistas, los días despejados, de los acantilados de Dover.
También he descubierto la tradición de la Dentelle de Calais. La ciudad tiene un museo internacional de la moda y es considerada una de las capitales mundiales del encaje de bolillos. Su industria textil era la más importante en la región, la ciudad de Roubaix llegó a ser la capital mundial de la lana, ahora es la ciudad más pobre de la región, pero por suerte hay empresas que se han instalado en las fábricas para crear ‘’made in france’’.
Por cierto, he comprado Dentelle de Calais y he creado unos chouchous o coleteros, junto con mi hermana tenemos »L’atelier Encuentra».
¿Qué concepción tienen de los españoles?
Buena. Algunos bromean diciendo que dejamos las cosas para mañana o que no somos muy organizados.
Su sistema educativo, la sanidad,… En Francia hay muchas ayudas sociales y subsidios (empleo, familiar, vivienda, educación) a nivel nacional y local.
El sistema de seguridad social está financiado en parte por cuotas obligatorias pagadas por empresarios y empleados. Hay que solicitar una tarjeta de seguro médico que se presenta en la consulta para recibir un reembolso sin papeles y rápido. Sin ella todo es más lento.
Una diferencia en las vacaciones escolares es que tienen dos semanas cada trimestre.
¿Qué echarías más de menos si dejaras el Paso de Calais?
Las pastelerías, vivir en la costa y el sonido de las gaviotas.
Y de España, ¿qué es lo que más añoras de nuestro país?
Sobre todo a mi familia y la comida, los días de sol y los pirineos.