Hace ya 12 años que este barbastrense tomó rumbo a Ciudad de México, Eduardo ¿Por qué México? ¿Qué fue lo que acaparó tu atención al llegar?
Tuve la oportunidad de conocer México durante unos meses en el año 2002, el año que empezó a circular el euro. Siempre me quedaron ganas de regresar, sobre todo porque la que entonces era mi novia (hoy mi esposa) es mexicana. En el 2008 animé a la empresa en la que trabajaba a abrir una oficina en la Ciudad de México (entonces México D.F.) para atender los proyectos en Latinoamérica y desde entonces, aquí sigo. Tres hijos después, muchas vivencias y varios negocios con mayor o menor éxito. Experiencias todas que me han llevado a estar muy contento en este país.
Dicen que es una ciudad fascinante, son muchas las impresiones que se oyen de ella, pero nunca que deja indiferente ¿Te costó habituarte a capital mexicana?
La verdad es que los primeros días pueden ser un choque total. Llegas después de un vuelo largo, sufres la diferencia horaria, te puede sentar mal la comida picante, afectarte la altura de la ciudad (2.300 metros sobre el nivel del mar), desquiciarte el tráfico o padecer la alta contaminación que hay algunos días.
En cualquier caso, también te puedes sorprender de forma muy positiva con la cantidad de vegetación y árboles en las calles, el buen clima, la historia, la arquitectura, la gastronomía, el colorido o la diversidad que alberga la ciudad. La Ciudad de México es una urbe de extremos, sin duda.
¿Es tan peligrosa como se dice?
La seguridad siempre es algo a considerar y más en Latinoamérica. Sin embargo, la Ciudad de México no es tan peligrosa como los estados más conflictivos del país o algunos países centroamericanos. Los índices de criminalidad son similares a los de ciudades de Estados Unidos que jamás se plantean como ejemplo de peligrosidad, como pueden ser Miami o Chicago, e incluso se puede considerar más segura que la capital del vecino del norte, Washington.
Dentro de la ciudad también depende mucho de las zonas por las que te mueves. La verdad es que, en mi entorno, en el día a día, es un tema que no te afecta y te acabas olvidando un poco. A veces creo que se ven más noticias sobre crímenes en México allí en España que aquí.
¿Hay algo a lo que aún hoy en día no acabas de acostumbrarte?
Hay ciertos tópicos sobre la falta de formalidad que, en cierto modo, pueden resultar ciertos. A los mexicanos les cuesta mucho decir que no, son poco estrictos con los tiempos… De todas formas, al final te das cuenta de que hay gente muy formal y gente muy informal en todos los países y que tampoco es conveniente generalizar.
El hecho de estar en un área urbana de 20 millones de habitantes también es algo a lo que es difícil acostumbrarse. Cosas como el tráfico o el hecho de que haya zonas de la ciudad, con millones de habitantes, que no conozco y probablemente no conoceré nunca, es algo difícil de asimilar.
¿Tu día a día es parecido al que llevarías en España? ¿A qué te dedicas?
Tengo dos pequeños negocios propios. Uno es una empresa de servicios turísticos al que suelo dedicar las mañanas. El trabajo está en un barrio muy bonito y turístico llamado la Condesa, lleno de cafés, tiendas de diseñadores y gente de todo el mundo paseando. Solía ir todos los días en bicicleta (un carril bici me llevaba prácticamente de puerta a puerta) aunque hace poco nos mudamos a una zona residencial menos céntrica y ahora me toca sufrir más el tráfico. Desde la ventana de mi trabajo puedo ver el Castillo y el Bosque de Chapultepec. Es uno de los parques más grandes del mundo, con más de 170 mil árboles (dicen, no los he contado), museos, zoológico, e incluso un parque de atracciones. Con tanto verde se te olvida un poco que estás en el interior de una gran ciudad.
Después de la comida, en las tardes toca teletrabajo, me dedico a una plataforma de inversión online que tengo con otros dos socios. Los niños salen a jugar con los vecinos y les echo un ojo entre llamada y llamada.
Los fines de semana intentamos salir de la ciudad y disfrutar de alguno de las impresionantes áreas naturales cercanas o ir a las piscinas con los niños, ya que eso aquí se puede hacer prácticamente todo el año.
Algo que también ha sido muy interesante de vivir aquí ha sido la oportunidad de viajar por todo el continente americano. La mayoría de las veces por trabajo, y en ocasiones por vacaciones, he tenido la suerte de visitar una veintena de países desde Canadá hasta Chile.
¿Cómo vivís la pandemia?
La verdad es que al principio mal. Al miedo por la salud propia y de los allegados, se sumó el negativo efecto en el trabajo del parón económico. Por suerte todo ha ido a mejor en los últimos meses, no hemos enfermado y todo ha estado bien en el trabajo.
Aquí nunca hubo restricciones oficiales tan estrictas como en España. Así que la gente ha hecho un poco lo que ha querido. Tengo unos vecinos que llevan más de un año completamente encerrados en su casa y otros que no han dejado de ir a fiestas.
Mi hijo mayor tiene las clases online y a los pequeños les hemos hecho una “escuelita” en casa, en un grupo reducido con los hijos de otros vecinos y una profesora que los atiende.
La verdad es que las consecuencias de la pandemia han sido terribles. Si en España la enfermedad se cebó especialmente en los más mayores y sobre todo en las residencias de ancianos, aquí ha afectado mucho a gente de mediana edad con dolencias mal atendidas, como obesidad, diabetes, etc.
En cuanto a la comida ¿Hay similitudes con la española?
La comida mexicana es un espectáculo, hay una gran variedad y sofisticación. Aunque muchos platillos tienen raíces españolas, la verdad es que sí es muy diferente. Si bien hay pan y productos derivados del trigo, lo normal la cocina a base de maíz. La condimentación también es muy diferente, con gran presencia de múltiples variedades de chiles. Yo no tengo problema con el picante, así que la puedo disfrutar en toda su extensión.
También hay que destacar las frutas tropicales, mango, papaya o piña, entre otras, que suelen formar parte del desayuno. Ah y el aguacate, también espectacular.
Hay algunas cosas más raras o curiosas, como los chapulines, que son pequeños saltamontes que se comen enteros con limón y chile. A mí me gustan, aunque bueno, también en España comemos caracoles, que casi es peor (y también me encantan).
Por otra parte, también hay muchos restaurantes de comida española. Así que, chiretas no voy a encontrar, pero paella o jamón, sin problema. Tengo un amigo que dice que va a exportar borraja a México… lo veo complicado. Lo que sí se puede encontrar en muchos supermercados es vino del Somontano.
¿Cómo son los mexicanos? ¿Sus hobbies se parecen a los nuestros? ¿Sus horarios?
La verdad es que los horarios y en general, las costumbres mexicanas son muy parecidas a las españolas. Claro, hay cosas diferentes, en los cumpleaños se cantan “las mañanitas” y se rompe una piñata. Las festividades que tienen su origen con la religión (como Navidad o Semana Santa) son bastante similares. Quizá las fiestas más pintorescas y diferentes son las que se realizan alrededor del Día de Muertos.
También las relaciones sociales y de familia son muy parecidas. Hay influencia cultural de Estados Unidos, pero también de España y si enciendes la radio un domingo es probable que encuentres la retrasmisión de un partido de fútbol de la liga española.
Por cierto, es muy normal tomar el tequila antes de la comida, para que nadie se sorprenda cuando venga de visita.
¿Alguna costumbre que realmente te sorprendió? ¿Curiosidades del lugar?
En primer lugar, los mexicanos, por lo general, son muy educados. Todo saludan, todo se pide por favor, se dan las gracias. Todo suave, afable y con mucho respeto. Puede parecer una tontería, pero cuando te acostumbras a las formas de aquí, la manera más directa de hablar de los españoles puede llegar a parecer brusca.
También hay que entender el sistema de propinas, por supuesto a los camareros, pero también a los que te ponen gasolina, a los que te colocan la compra del supermercado en bolsas y muchos otros.
Ah, importante, hay que saludar a cada persona individualmente al llegar o salir de una reunión, aunque sean 20, con sus respectivos besos o apretones de mano… si bien esto se ha relajado con la pandemia, claro.
También hay muchas anécdotas con el idioma, en especial al principio. Porque es el mismo, pero no. Y resulta que palabras como coger o chaqueta tienen connotaciones sexuales, así que los mexicanos no se cansan de hacer bromas con los dobles sentidos… y al principio no te enteras de que se están riendo a tu costa.
¿Qué concepción tienen de los españoles?
El sistema educativo tiende a poner a los españoles como los malos del cuento, los invasores y así. Sin embargo, la mayoría de los mexicanos es consciente de que somos pueblos con historia común y que son muchas más cosas las que nos unen que las que nos separan. Además, hay muchos mexicanos que presumen de su herencia española y no son pocos los que, con abuelos o padres españoles, renuevan su pasaporte puntualmente.
Su sistema educativo, la sanidad,… ¿Qué tal están?
Aunque se han producido grandes mejoras, en especial en la sanidad pública, México es un país dual. Hay mucha gente en México con dinero si bien son una minoría. La clase media es estrecha y la población que vive con bajos recursos es la mayoría.
Aunque en México hay entidades públicas de educación de mucho prestigio y probada valía (sobre todo en educación superior, como la Universidad Nacional Autónoma de México), la verdad es que quien se lo puede permitir acude a escuelas privadas. En el tema de la salud es igual, los mejores puestos de trabajo ofrecen como beneficio seguro de salud privado.
¿Tienen los mexicanos implicación política en su día a día, hablan de política?
Sí por supuesto, aunque se da la circunstancia de que la constitución mexicana, prohíbe a los extranjeros (en su artículo 33) inmiscuirse en los asuntos políticos, así que no me puedo meter mucho en el tema.
¿Qué echarías más de menos si dejaras México?
Muchas cosas. En cuanto a la comida, aunque me encanta la comida española y en particular la de mi madre, ya estoy muy mexicanizado y le tengo que echar salsas picantes a la sopa.
El clima por lo general es muy bueno. Aquí el frio de verdad dura dos semanas (y aun así no es tanto como en España) y el calor dura como tres semanas (y de nuevo es mucho más suave que en España).
Y por supuesto echaría de menos, o extrañaría como dicen aquí, a toda la gente que me ha acompañado en estos últimos años.
Y de España, ¿qué es lo que más añoras de nuestro país?
Por supuesto a la familia y los amigos. También la sensación de una mayor seguridad. Por otra parte, he tenido la oportunidad de seguir viajando a España, también me han podido visitar familiares y amigos- Incluso, hace unos años, con un grupo de amigos el Centro Aragonés de México, así que en muchas cosas me siento todavía muy ligado a España.