Con toda seguridad alguna vez has oído el término tragaperras, dentro o fuera del país ibérico. Los asiduos a los casinos saben perfectamente de lo que se habla cuando escuchan el término. Pero hay personas con mucha curiosidad acerca de esta palabra tan particular. Te compartimos un poco de su peculiar historia.
Perrina era el término con el que se conocía a la perra chica en el Principado de Asturias y la perrona era la “perra gorda”. La curioso es que en las primeras emisiones de estas monedas la imagen que aparecía era la de un león y por su pequeño tamaño las personas la confundieron con un perro y así se hicieron populares durante la época del franquismo. Algunas personas y jugadores muy cercanos al tema, se preguntan: hoy en día deberían llamarse tragapavos?, aludiendo a una expresión con orígenes ancestrales, referida al momento cuando llegaban viajeros o familiares a visitar alguna localidad y en el festejo que se celebraba para recibir a los recién llegados, se comían algunos animales de la granja que visitaban y de allí, se les comenzó a llamar tragapavos, que era el animal que se comía usualmente en estas celebraciones.
Tragaperras: una historia muy particular
Su historia es muy particular y se remonta al año 1887, cuando Charles Frey, en San Francisco-California creo un mecanismo automático simple, donde podían jugar posibles ganadores. En sus orígenes surgió como una máquina de juego con tres ruedas que giraban y contenían cinco símbolos muy conocidos: diamantes, espadas, corazones, una herradura de caballo y una campana de la libertad o Liberty Bell, que se constituyó en el nombre con el que se inició la máquina tragaperras o tragamonedas´.
Mineros, vaqueros y obreros de todas las áreas recibieron con agrado esta nueva modalidad de juego, debido a la gran afición al azar que siempre ha manifestado este sector de los grupos trabajadores. Bell-Fruit, una conocida empresa de golosinas rediseño la antigua maquina, dándole un toque más novedoso y logro mejorar el prototipo de la maquina inicial de Frey, al mejorar las combinaciones ganadoras y los pagos. En sus inicios las primeras máquinas tragamonedas que fueron instaladas en los casinos, se implementaron con la intención de entretener a los que acompañaban a los jugadores y poco a poco fue calando en el gusto de las clases más altas.
La tragaperras no se quedó allí y su diseño se volvió más llamativo y más complejo y se fue volviendo cada vez más popular, hasta que fue invadiendo los espacios de todo tipo de casinos, tiendas de cigarros, salones, bares, boliches, llegando incluso a instalarse en las barberías, donde se entretenían los clientes, mientras esperaban su turno. Pero en definitiva fueron las salas de juego y los casinos los que las hicieron y las diseminaron por todo el mundo.
Los slots, como se conocen en Estados Unidos, las tragaperras como las llaman en España y las tragamonedas como se conocen en América Latina, llegaron para quedarse y hoy en día forman parte del “paisaje” de cualquier casino en cualquier ciudad del orbe y su popularidad crece día a día como la espuma.