Todas las transiciones que se han producido a lo largo de la historia de la humanidad tienen un denominador común: la energía, pero no son un suceso único, sino que están compuestas por múltiples transiciones en distintos sectores, es decir, que no la podemos desvincular de otros aspectos relacionados con ella y, que utilizando un símil, sería como los engranajes de un reloj funcionando de forma sincronizada para que den la hora.
A estos engranajes los voy a llamar: la educación, la cultura, el trabajo, política, multinacionales (en España, el IBEX 35), los Bancos, la población humana, el medio ambiente, los recursos energéticos, los materiales, los minerales, la construcción de edificaciones, el transporte, los dispositivos para aprovechar la energía, los sistemas de almacenamiento de esta última, la contaminación, el agua, los residuos, la economía, conflictos bélicos, etc.
En el intento de hacerlo más comprensible, pondré un ejemplo que pueda servir para ilustrarlo.
Imaginemos un reloj mecánico de esos que casi no se encuentran, pues actualmente la mayoría funcionan con pilas o baterías. Si desmontamos la tapa posterior del reloj, observaremos muchos engranajes, muelles y un eje central al que van unidas, de forma solidaria, las agujas de los segundos, de los minutos y de las horas. A su vez, todos estos componentes están sincronizados para que podamos saber en todo momento a que hora estamos.
Ahora bien, para que funcione el reloj, le tenemos que dar cuerda, es decir, emplear la energía de los dedos de la mano, haciendo girar una ruletita que se encuentra en el canto exterior del reloj, y que está conectada con un muelle, el cual se va tensando en la medida que hacemos girar la ruleta. En realidad, lo que estamos haciendo, al tensar el muelle, es almacenar la energía que le ha proporcionado nuestra mano y que -a su vez- la transmite a los engranajes y agujas, consiguiendo el objetivo final, es decir, conocer la hora. Lógicamente, si alguno de estos engranajes falla o nos olvidamos de darle cuerda, el reloj no funcionara.
Si este sistema del reloj lo trasladamos a la energía solar, imagino el Sol como la fuerza que hacemos con la mano para dar cuerda al reloj; el muelle equivaldría a los sistemas de almacenamiento de energía (baterías, embalses de agua, volantes de inercia, condensadores, etc.); y los engranajes o ruedas dentadas equivaldrían a los diferentes recursos energéticos.
Del resto de engranajes y de la importancia que tiene la relación que existe entre ellos, me gustaría escribir en próximos artículos.
En la actualidad, y dado el énfasis que está poniendo el Gobierno en potenciar las energías renovables, sobre todo en las edificaciones (viviendas, naves, etc.), me dispongo a comentar 2 formas (auto-consumo y aislada) de aprovechar la energía solar con paneles solares fotovoltaicos para la producción de electricidad.
Auto-consumo: Sistema por el que se dispone de un sistema solar fotovoltaico conectado a la red eléctrica general. Este sistema consta de paneles solares fotovoltaicos, un inversor y los dispositivos necesarios para realizar la conexión y sincronización con la red a través de un contador bidireccional, es decir, que contabiliza lo que consume la vivienda y lo que inyecta a la red eléctrica. Puede ser producción de electricidad con excedentes o sin excedentes. Con batería de apoyo o sin batería. Mayor o menor potencia instalada. Todas estas variables, junto a la inversión económica que hay que realizar y la legislación que regula estas instalaciones, hay que contemplarlas a la hora de decidir qué sistema se desea instalar.
Se rige por la Ley de Autoconsumo (Real Decreto 244/2019 de 5 de abril). Una vez que se deroga la famosa ley conocida como impuesto al sol, el Gobierno aprueba en abril de 2019, esta ley que regula, en las partidas correspondientes, cómo se pueden gestionar las instalaciones que integran los elementos y materiales necesarios para el aprovechamiento de energías renovables, sobre todo la fotovoltaica.
A su vez, incorpora normativas que regulan el auto-consumo individual y el colectivo, también denominado auto-consumo para comunidades energéticas.
Con objeto de conocer los detalles de estos Reales Decretos, sugiero leerlos despacio y/o asesorarse sobre los contenidos, pensando en las personas que puedan tener interés en llevar a cabo una instalación solar con paneles fotovoltaicos, acogiéndose a esta ley.
En mi opinión, este sistema sería más justo y directo si las Administraciones, sobre todo las Locales (las más próximas a los ciudadanos), fuesen quienes se encargasen de gestionar directamente las solicitudes que se presenten para la implantación y el desarrollo de estas instalaciones en sus correspondientes localidades, tanto a nivel individual como colectivo.
Tenemos que pensar que en el recibo de la luz, la mayor parte de la factura la componen impuestos y peajes.
Por otra parte, tampoco se informa con detalle de cuál es el balance de precios entre los kilowatios que nosotros podemos inyectar a la red y los que capturamos de ella para nuestro consumo. Únicamente existe un concepto llamado “compensación”, es decir, que a final de mes la Empresa que se encarga de contabilizar tu energía eléctrica realiza un balance entre los kilowatios que la vivienda ha volcado a la red y los kilowatios que ha consumido.
Aislada: Es una instalación que produce también electricidad con energías renovables (solar y eólica, sobre todo), pero que no está conectada a la red. En estos casos, hay que realizar un estudio del consumo eléctrico de la vivienda y, posteriormente, calcular el número de paneles solares fotovoltaicos (dependiendo de los watios que producen), potencia del inversor y capacidad de la batería que será necesario instalar. Además, para días consecutivos con niebla o muchas nubes, habrá que acoplar al sistema un grupo electrógeno que se encargará de equilibrar la carga de la batería, con el fin de preservarla más tiempo y que no se dañe. Este sistema, lógicamente, requiere de un mayor control y conciencia del consumo que haremos en la vivienda.
Estas instalaciones suelen realizarse, en general, en casos en que la edificación (vivienda, nave, granja, etc.) se encuentra alejada de la red eléctrica. No obstante, ya existen poblaciones que han decidido auto-abastecerse y no depender de la red. En estos casos, se trataría de hacer un estudio de las necesidades energéticas de sus habitantes, así como de los recursos energéticos que posee dicha población, es decir, índice de insolación (promedio de horas de sol día/año, para lo cual ya existen tablas de todos lugares, desde hace años), régimen de viento (dirección y velocidad durante un año), caudal hídrico(si existe la posibilidad de aprovechar algún flujo de agua), etc.
Una vez conocidos todos estos datos, podemos realizar los cálculos para diseñar el/los sistema/s que proporcionarían la energía que necesitan los habitantes de dicha población.
Por otra parte, y sobre todo en el mundo rural, dada una mayor abundancia de biomasa, obtenida de la poda, limpieza de bosque, etc., se puede aprovechar dicha materia orgánica para calentar -a través de una caldera- espacios individuales o comunales. Ya existen localidades que utilizan este sistema para calentar un espacio colectivo como es la casa de la Cultura.
A la hora de aprovechar la energía solar, es importante separar el aprovechamiento térmico y el eléctrico, ya que el mayor rendimiento energético se obtiene cuando los captadores o placas solares se conectan para conseguir de forma directa la energía específica que necesitamos. Es decir, no es eficiente calentar agua sanitaria (fregar, duchar) con electricidad, cuando lo podemos hacer directamente con el captador solar térmico. Es habitual ver en algunos tejados o terrazas de las viviendas “equipos compactos” que consisten en fijar sobre una estructura metálica la placa o captador solar térmico y el acumulador de agua caliente sanitaria. Tienen la ventaja de no necesitar una bomba pues funcionan por convección natural, o sea, el agua cuando se calienta pesa menos y asciende a la parte superior del acumulador, de donde saldrá para todos los usos domésticos. En el caso de que el acumulador esté ubicado en un lugar más bajo que los paneles solares, sí que será necesaria una bomba de impulsión.
Con la energía eólica sucede algo parecido, si queremos bombear agua de un pozo, lo eficiente es hacerlo con un multipala (aerogenerador de muchas palas) y no con un molino que produce electricidad con un alternador pues cuantas más transformaciones se producen se disipa más energía, es decir, se pierde.
La energía hidráulica es otro ejemplo de cómo se puede aprovechar de forma eficiente el flujo de una corriente de agua para obtener energía eléctrica o destinarla a otros usos más directos como es la molienda. Se trata de desviar un canal, aguas arriba de la corriente principal de forma que se pueda usar para los usos mencionados y, posteriormente, devolver este caudal nuevamente al río. Esta práctica es muy antigua pero también se abandonó al implantarse los motores eléctricos. Es posible que haya que volver a recuperarla pensando -sobre todo- en una mayor eficiencia y sostenibilidad.
Las/os políticas/os aprueban leyes -que pretenden solucionar o minimizar los problemas que se derivan del colapso energético- fijando la atención en las cuestiones técnicas, científicas, de eficiencia, de ahorro, etc., muy importantes, y poniendo el mayor énfasis en que los científicos resuelvan los problemas, pero olvidando que todos metabolismos que existen en la naturaleza se rigen por leyes y principios físicos, como los principios de la termodinámica, que nadie puede regular, mucho menos desde la política. Además, las aportaciones científicas difícilmente ayudarán a minimizar la situación de colapso que se está produciendo, si no se emprenden medidas de tipo social.