Bajo un sol primaveral, millares de personas llegadas de varios rincones tomaron las arterias principales de Barbastro para participar de la 508 edición de la Feria de la Candelera que volvió a convertir a la capital del Somontano “en la mayor superficie comercial de la provincia”, en palabras de uno de los veteranos, el grausino Jorge Vilas, cuya ferretería suma cuatro generaciones viniendo a esta feria. “Mi abuelo decía que aún nevando había que bajar a la Candelera. El día 2 es una fecha marcada en el calendario en rojo. Hay que venir a Barbastro ya sea rentable o no porque es un lugar de encuentro con los clientes y vecinos de otras comarcas”, afirmaba Vilas.
Fue uno de los más de trescientos puestos que recorrieron el centro de la ciudad, desde la plaza Aragón hasta la plaza del Sol, y este año como novedad, la calle Joaquín Costa. En esta arteria varios comercios de la zona sacaron su puesto a la calle. Fue el caso de María Carmen Eustaquio, de Carnicería Bernard, que no daba abasto entre tanto cliente: “En la estamos haciendo una piña y los comercios ya van saliendo a vender. Afortunadamente ha pasado mucha gente y es bueno para Barbastro”.
La calle Monzón contó además con el atractivo del espacio de los Misioneros donde artistas mostraban sus destrezas con los colores y se degustaban bebidas y comida servida por las food trucks bajo la atenta mirada de las mujeres asomadas a la ventana, de David Gatta.
La Candelera también atrae a feriantes llegados de varias partes de España, como el cántabro Alberto Martínez, que ofrecía repostería artesana “productos típicos de Cantabria. El día ha acompañado y hay mucha gente, ha valido la pena venir”.
Por lo general hubo ventas y los puestos permanecieron hasta bien entrada la tarde, dadas las buenas condiciones climáticas que animaron a muchos a pasear.
La feria comenzaba con el acto ritual de la bendición de las candelas, símbolo de Jesús, la luz del mundo. El grupo Tradiciones entonó una nueva copla para el deleite de muchos vecinos que abarrotaron la capilla del Santo Cristo de los Milagros. Entre ellos el alcalde Fernando Torres y la concejal de Desarrollo, Belinda Pallás, así como miembros de la Corporación municipal, el presidente del PP de Aragón, Luis Maria Beamonte, seguido de una nutrida representación de electos populares.
Este año la feria tuvo un componente histórico. El área de Desarrollo ha apostado por recalcar el privilegio real concedido a Barbastro en 1512 por la reina Germana de Foix, segunda esposa de Fernando el Católico. Así, en la plaza del Mercado se recreó la concesión de este privilegio y los visitantes pudieron conocer cómo era la vida a principios del siglo XVI en el Museo de Historia viva que llevó a cabo Hp Lab y Héroes Legendarios. “El siglo XVI fue la época de esplendor de Barbastro y todo este territorio”, explicaba el historiador Darío Español, enfundando en un traje renacentista.
Las representaciones históricas fueron una de las novedades más aplaudidas de la jornada de feria. Y en el plano comercial, destacar las Candeleras, la nueva creación de pastelería Biarritz, unas galletas artesanas llamadas a ser uno de los emblemas dulces de esta tradicional feria.
Por lo demás, jornada de encuentros, de estudiantes recaudando para sus viajes de estudios, de reparto de velas y caretas en una abarrotada plaza del Mercado, de bares llenos y un comercio satisfecho por ir rematando las rebajas.