El Carnaval es una de las fiestas más populares, divertidas y queridas por los habitantes del pirineo aragonés ya que es un día en el que los disfraces llenan las calles de color y de alegría. Con febrero llega esta festividad, pero… ¿Sabemos por qué nos disfrazamos?
Existen muchas teorías sobre el origen del Carnaval y todas tienen algo en común: es un evento donde las formalidades y las normas dejan paso al caos y a la diversión. De esta manera, se dice adiós a los meses de nieve, frío y oscuridad y se da la bienvenida a la primavera.
En la antigüedad se decía que el Dios Saturno vagaba por el monte durante todo el invierno y necesitaba ofrendas y rituales para llegar al inframundo y así poder comenzar la cosecha de verano. Pero para que se realice esta concesión los vivos deben entrar en esta nueva estación purificados, sin culpas ni vicios.
Actualmente los aspectos negativos se personifican en un personaje, el alma de la fiesta, que es juzgado y condenado a muerte llevándose a la tumba las malas acciones de la población.
En la Edad Media esta celebración tomó el nombre de carnaval, que significa “quitar la carne”. Este evento se celebraba días antes al Miércoles de Ceniza, fecha de comienzo de la Cuaresma conocido como un periodo de abstinencia y ayuno. Por ello, unos días antes tenía lugar una celebración donde todo estaba permitido y para amparar el anonimato, la gente se cubría el rostro o iba disfrazada.
Estas dos características hicieron que esta festividad no fuese bien vista por los poderes civiles y eclesiásticos y llevaba a críticas sociales, políticas y religiosas. Supone una inversión de lo cotidiano, el orden jerárquico aceptado.
En el pirineo, tierra de fuertes costumbres y pueblos aislados, se han mantenido ritos peculiares y extrañas celebraciones carnavaleras que han llegado hasta nuestros días, convirtiéndose en un reclamo tan cultural, como turístico.
La Comarca de Sobrarbe ha generado un ciclo festivo que, a lo largo de un mes, recorre buena parte de sus valles y pueblos. Comenzamos la ruta por Bielsa que aunque no existe un documento que certifique cuando comenzó, si se ha comprobado que es uno de los más antiguos y el que mejor ha conservado la tradición.
A pesar de ser bombardeada y prácticamente destruida durante la Guerra Civil, ni la contienda ni la dictadura lograron parar este acto.
Se trata de días pintorescos, con personajes grotescos de origen mitológico o inspirados en la Naturaleza. Entre ellos destacan:
- Trangas: Es el personaje masculino y más característico del carnaval. Los jóvenes se visten con cuernos y piel de choto, camisa de cuadros y una falda. En los pies llevan calcetines de lana y abarcas (calzado tradicional). La cara se cubre con hollín y aceite. A la espalda cuelgan unos cencerros y portan una gran palo llamado tranga (tronco de árbol joven) del que procede su nombre. Son los encargados de recoger a las madamas en la puerta de su casa durante la ronda y simbolizan la fertilidad.
- Madamas: son las mozas solteras, que serán recogidas al pasar la ronda por la puerta de su casa. En sus trajes predomina el blanco, símbolo de la pureza, que combinan con sedas, brocados, rasos y cintas de colores. Cada año lucen uno nuevo y se basa en un cuerpo de piqué blanco sin mangas, al que se le añaden unas mangas cortas almidonadas de organdí, se adornan con una puntilla y cintas de raso de colores prendidas una a una con alfileres. El traje se completa con una falda de rasete, colorida y adornada. Además, llevan zapatos blancos de tacón.Una vez vestidas, las Madamas esperan la llegada de las Trangas en las puertas de sus casas, donde son recogidas para continuar la Ronda. Las Madamas son pura alegría, y bailan sin parar haciendo volar sus faldas.
- Onsos y domadores: el onso es un personaje salvaje y temido, que hace valor su fuerza allá por donde pasa. Son jóvenes que se enfundan dentro de un saco de arpilla con la espalda cubierta de hierba seca y piel de oveja. Llevan palos que simulan las cuatro patas del feroz oso pirenaico.Junto a él siempre está el Domador, que lleva al oso atado con una cadena. Tan pronto lo cuida dándole de comer y beber que lo castiga a golpes con su tocho.
- Caballet: simula a un hombre montado en un caballo, colocándose en la cintura un caballo de cestería y sacando las piernas por debajo. Lleva también un palo con el que incordia a los presentes.
Ana Gistau, una belsetana de nacimiento nos ha contado su experiencia tras este personaje.