Conocedores del síndrome de abstinencia que está sufriendo la población de Barbastro tras cuatro meses sin cine raro y en aras de evitar problemas de salud mental y el aumento de la venta de palomitas, ese verdadero opio del pueblo, desde la UNED y el ciclo de RPAE nos vemos en la obligación de iniciar un nuevo ciclo del simpar ciclo Los miércoles de cine raro. Alfa y omega de la cinematografía actual, paradigma de la liturgia audiovisual, ciclo provocador, irreverente e iconoclasta ante el que intelectuales barbastrenses (permítanme el plural), la asociación local de recreacionistas de Nueve semanas y media o incluso algunos militantes del ovolactovegetarianismo han caído rendidos o han sufrido estendhalazos de libro, afortunadamente sin secuelas.
Comienza el 18 a las 18.00
El próximo miércoles 18 de octubre a las 18 horas comenzará la edición 23/24 de este ciclo, sesión en la que además contaremos con un divertido acto de presentación realizado por los alumnos de 2º curso del ciclo de Realización de proyectos audiovisuales y espectáculos. En esta ocasión se proyectará el largometraje de ficción The duke (2020), obra de Roger Michell en la que se narra, en clave de comedia, la historia del robo de un importante cuadro y de cómo esa acción se utiliza para solicitar cierta justicia social en el Reino Unido. En esta ocasión contaremos con la presencia, mediante conexión virtual, de Nathalie Pierrat, del equipo de producción de esta película, que explicará el diseño de producción llevado a cabo y responderá a cuantas cuestiones surjan en el debate posterior a la proyección. Como es sabido la intención primigenia del ciclo es hacer partícipe al público general y al alumnado del ciclo de RPAE en particular del proceso de creación audiovisual, desde la producción al montaje final, pasando por la dirección de fotografía, el sonido o la dirección de actores y actrices.
Es probable que la tarde del miércoles 18 tenga previstas otras actividades, otras utopías, otras conquistas. Sin embargo, dudamos que sean tan divertidas, supongan tamaña ceremonia en la oscuridad y/o provoquen el descubrimiento sin igual que supone el cine raro. Como dijo uno de nuestra más fieles activistas cinerrarunas: atravesé el pasadizo que lleva a la cafetería en silencio, como se entra a los templos religiosos y acaecí en un cine; al llegar, no quedóme claro si era una fiesta o una proyección, pues saberlo lo convertía en una vulgaridad, pero no saberlo lo envolvía en la telúrica magia de un volcán en erupción. Pues así, todxs.