Con el permiso de todos, comienzo con un sonoro: «¡Ya basta!»
La huelga ya ha pasado, sí, y según dice el Gobierno «no ha pasado nada».
Creo que sí está pasando algo, y no tiene que ver directamente con reformas laborales que, en principio, tendrían que calmar a los voraces «mercados». La prima de riesgo está otra vez por las nubes, se comenta en la prensa que estamos al borde del embargo, o sea, de la intervención, como ya lo fueron Irlanda, Portugal y Grecia.
¿Recuerdan hace casi cuatro años cuando estalló Lehman Brothers o la quiebra financiera de Islandia? Pues esto es lo que se nos echa a nosotros ahora encima. Es mucho mayor la deuda de algunos de nuestros bancos que el tan cacareado déficit público.
Acuérdense, en los primeros años de este siglo, de la liberalización del suelo que reguló el señor Aznar, de aquella burbuja que comenzó a inflarse con promociones urbanísticas por toda la costa mediterránea, campos de golf a pie de playa con apartamentos a su lado. Se compraron muchas hectáreas de terrenos edificables, los macroproyectos urbanísticos se empezaron a vender por toda Europa. Los bancos apoyaron este «pelotazo» acudiendo a Alemania a buscar dinero y todo fluía y se inflaba, hasta las hipotecas de incautas parejas de recién casados.
El otro día un periódico titulaba «La CAM está en quiebra real «, y como esta «emblemática Caja del Mediterráneo están también otras que nadie quiere absorber ya que están endeudadas hasta las cejas, y en Europa piden que se cumplan los plazos de devolución de esos millones que inflaron nuestra fatídica burbuja.
¿Recuerdan lo que pasó con los responsables de Lehman Brothers y del gobierno Islandés? Pues que fueron directamente al juzgado y después a la cárcel.
Aquí está la el hecho diferencial español. La directora de la CAM , señora Amorós , una vez se hizo la correspondiente auditoría a su gestión fue despedida y ella fue al juzgado primero a plantear una querella por despido improcedente y después aún tuvo la desfachatez de inscribirse el la oficina del paro para reclamar su prestación por desempleo. Y para colmo , incluso antes se había adjudicado una indemnización en caso de despido de trescientos y pico mil euros.
Por eso digo: «¡Basta ya!». ¿Es que no hubo un fiscal en ese juicio por despido improcedente que diera un paso al frente e imputara a esa señora por desfalco, estafa, alzamiento de bienes o como quiera diablos que se diga «robar a manos llenas»?
El sector bancario, con su falta de liquidez ha ahogado a las empresas, y a partir de ahí se ha gestado esta hecatombe que arrasa nuestra economía y amenaza nuestro estado de bienestar. Y los políticos piensan más en reformas laborales y subidas de impuestos que en reformar el sistema financiero y hacer pagar a los verdaderos causantes de esta CRISIS.
Como perla final, hace unos meses, el Banco Central Europeo facilitó un crédito multimillonario a los bancos a un interés del 1% para poder facilitar el crédito a empresas y ellos han preferido poner ese dinero «a plazo fijo» a un interés del 5%.
Como les venía diciendo: «¡Basta ya!»