El gato ya se ha ido de la sacristía donde ha pasado un “retiro” de cuatro semanas hasta su liberación gracias a la paciencia y buenas artes de una voluntaria barbastrense de “El arca de Santi” que consiguió la liberación del “gato sacristán” que se coló hace cuatro semanas en un descuido para pasar en el interior su particular “cuaresma” con alimentación basada en pienso y agua hasta que el martes recuperó la libertad callejera.
El párroco y uno de los canónigos conocían la existencia del “inquilino” y autorizaron para que se le alimentara durante el “retiro catedralicio” a base de pienso y agua “solo salía de noche cuando no había nadie en la sacristía donde ha estado a sus anchas in causar daños colaterales. En realidad creo que no ha sabido cómo salir pero la historia ha terminado con final feliz para el gato de la catedral”. De alguna manera, se diría que en la Catedral ha habido “gato encerrado” sin mayores connotaciones. En cambio, las cigüeñas siguen en el tejado de la Catedral donde son “penitencia” duradera sin que nadie, por ahora, les haya dado la absolución.