La visita a la localidad de Azlor en una mañana soleada y fría con el horizonte de cumbres nevadas, próximas con efectos visuales, aunque lejanas en la práctica, permite la posibilidad de la visita sin prisas por el casco urbano del pueblo.
Las sensaciones son buenas, en conjunto, por las calles con nombres propios, Labanera, Arrabal, San Blas, Baja y la avenida Lacasa, entre otras. A simple vista, se aprecian casas solariegas y blasones en fachadas que recuerdan el realengo que tuvo el pueblo hasta el año 1137 según cuenta el autor Ubieto Arteta.
En la historia escrita por Sinués, la referencia de la aldea de Azlor aparece en ventas realizadas por los reyes Pedro II de Aragón y Jaime II de Aragón. De aquellos tiempos lejanos de realeza medieval quedan muestras visibles como las ruinas de los castillos de Farnagüelo (XII) y de Azor (XV) que recuerdan la historia del pueblo. Se conservan muestras, restauradas, de la fuente y lavadero de Labanera (siglo XVI) y despierta interés el llamado “pantano de los moros” que se construyó a finales del siglo XVIII como “embalse de la Fondota” para recoger las aguas del barranco de La Clamor, en la Val de Alferche.
Referencias que se suman a los senderos con itinerarios bien señalizados a partir del pueblo para “descubrir” pequeños aljibes, monumentos naturales como la olivera enorme y el madroño atractivo entre itinerarios asequibles en torno al pueblo para conocerlo sin prisas en tiempo máximo de 3 horas, duración estimada. El cartel con los senderos señalizados está en la Plaza como referencia informativa para los visitantes interesados.
En las calles, contraste de fachadas rehabilitadas que reflejan el interés de los propietarios por mantenerlas en condiciones adecuadas. Es evidente que Azlor conserva bien las referencias de su historia pasada y mantiene con esfuerzo loable los edificios y casas destacadas, entre ellas la que alberga el Centro Social y la casa natal del beato José Jordán Blecua, vinculado a la historia de “los curetas de Monzón”. Uno de los dos azorlenses beatificados por la Iglesia con el claretiano José Loncán. Referencias de casas solariegas son, también, Casa Palacio, Casa Barón, Casa Turia y Casa Zamora.
La iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora de las Victorias en conmemoración de la batalla de Lepanto se construyó entre los siglos XVI y XVII y la portada lleva fecha de 1610 según reza el indicativo de Patrimonio Artístico de la Diócesis de Huesca, a la que está adscrita aunque el pueblo está en el Somontano. En la excelente construcción de obra con sello del maestro de obras Joan Torón, hay abundantes marcas de canteros que trabajaron en la construcción.
Azlor se ha adaptado a las necesidades y exigencias propias de los pueblos y dispone de los servicios necesarios, entre ellos Centro Social y las instalaciones deportivas con piscinas, fruto del interés del Ayuntamiento que presidió Maribel de Pablo, alcaldesa socialista entre los años 2003-2019 a quien sucedió en el cargo Montserrat Galindo (Ciudadanos) en las elecciones municipales de 2019.
La evolución demográfica ha ido en descenso desde el año 1900 con 494 habitantes, la cifra más alta, hasta el actual censo de 138 habitantes en 2020. El encuentro casual con vecinos sirve para convencerse de que “aquí vivimos bien, tranquilos, cerca de Barbastro, tenemos de todo y se está a gusto”. Buenas referencias de vida en el ámbito rural.