Los monjes del monasterio benedictino de la Santísima Trinidad, cerca del pueblo de Santa Brígida en Las Palmas de Gran Canaria, ya saben que Somontano también existe porque han degustado, por primera vez, Aceites Ferrer (Bierge) con Tomate Rosa de Barbastro, vinos del Somontano y Pasteles Biarritz de postre. Los productos adquiridos en Barbastro, también chiretas y longaniza, se deben a la iniciativa del palmeño Javier Vera que durante su estancia reciente en la ciudad quiso llevarse muestras de la riqueza gastronómica para compartirlos con la familia y los monjes benedictinos.
El resultado, “elogios generalizados porque entre religiosos de clausura que nunca salen del monasterio no es habitual que alguien les ofrezca esta posibilidad y al mismo tiempo, les hablé del Museo Diocesano del que me hice Amigo, de la Catedral, del Museo de los Mártires que inspira mucha fe, de la hospitalidad de la gente que invita a volver. En bodegas Viñas del Vero, Blecua y Enate disfruté de visitas para conocer cómo se elaboran los vinos del Somontano”.
Además, “en el Coso conocí a los hermanos Lucía y Diego Morcate, autores de los garbanzos entremuranos que también he cocinado para los monjes en Navidad, so unos pequeños genios”. En cierto modo, se llevó productos propios de La Despensa de Barbastro hasta Las Palmas de Gran Canaria y también la pañoleta festiva que le regaló el alcalde a quien conoció en la presentación del último libro de Inocencio Arias en el Ayuntamiento. Al mismo tiempo, se sorprendió de que “Barbastro tenga una sede de la UNED tan importante y grande por volumen de edificios, más que en Las Palmas, no es habitual”
Javier Vera que ha sido cocinero en hotel de 5 estrellas y profesor en la Escuela de Gastronomía ha sido “introductor del Somontano” a 2.400 km de la ciudad. Por otra parte, conoció Alquézar “de calles tranquilas y buena gastronomía” de allí se llevó el libro de José Antonio Adell sobre el “cura Cabrero” del que también habló a los monjes, “les gustó mucho conocer aspectos propios de a vida de un cura rural”. Vera confesó su “admiración por el obispo Ángel Pérez a quien conozco mucho por referencias de su labor pastoral”.
Se refirió al barbastrense Antonio Latorre, “acreedor de un reconocimiento importante hace años por iniciativa del Cabildo Insular de Gran Canaria por varias canciones que grabó”. En resumen, “Barbastro ya se ha colado entre el monasterio donde tienen algunas referencias de El Pueyo por su pasado benedictino en dos etapas diferentes”.