“Estos días para más gente de la habitual y se nota en las ventas” señala Basilio Giménez, sin saber a ciencia cierta si los efectos se deben a la colección de fotografías de Lino Bielsa, que se expuso hasta el 21 de junio en el espacio cultural de Librería Ibor. Basilio forma parte del paisaje cotidiano de calle San Ramón donde sale cada día a “vender lo que se pueda”, se refiere a productos silvestres y caracoles que recoge por el monte con dedicación y paciencia.
La conversación con el periodista es casi la misma cada día, “no se vende nada, Ángel, hoy igual no saco ni para comer, pero es lo que toca”. Basilio le echa ganas y sentido gitano en su venta ambulante en la carretilla usada que tiene, “esto está muy mal, no sé qué pasará” dice en plan tranquilo. Basilio aprendió a leer, escribir y contar gracias a las clases de alfabetización que daban los misioneros claretianos en el barrio de La Grúa, que estuvo cerca de la Estación del Tren, en las laderas del Terrero donde el obispo Jaime Flores (1960-1970) impulsó la construcción de un barrio gitano, en lugar de chabolas.
A veces, en la charrada cotidiana en calle San Ramón, recuerda aquellos tiempos lejanos, antes de repetir “no he vendido nada y algunos productos son perecederos, al menos comeré un poco. Madrugo para buscarlos. Esto me da para subsistir, no puedo depender de mis hermanos que bastante hacen con mantener su familia”. Basilio vive solo en una casa vieja del Entremuro y desde hace muchos años es un resistente de la vida.
Exposición fotográfica de Lino Bielsa
Lino Bielsa ha empleado paciencia y horas de trabajo antes de presentar la exposición titulada “Basilio” que despertó el interés del público cuando se inauguró el pasado 2 de mayo. Tal vez sea el único gitano local que ha inspirado la Exposición Fotográfica con reflexiones de autor.
Basilio es imagen cotidiana, es posible que así le conozcan un poco más -aunque disfruta de estima social- y quien sabe si estos días aumentará la clientela. De todos modos, seguirá en el mismo banco donde pone sus productos a la venta, “a precios muy baratos, no para ganar perras”. De todas maneras, reconoce los efectos de “estar en cuadros” por primera vez.