El Consejo de Colegios de Médicos de Aragón, ante la controversia suscitada en determinados ámbitos en torno a las profesionales del servicio de oncología Barbastro, quiere expresar su respaldo absoluto a nuestras compañeras desde un punto de vista estrictamente de servicio a la sociedad.
Fundamentamos nuestra posición en cuatro puntos:
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Nuestro compromiso y el de toda la profesión médica con todos los pacientes.
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No entramos en guerras partidistas, pero lamentamos profundamente que nuestra situación y nuestras carencias se utilicen como arma política. En nuestro oficio, nos comportamos como profesionales que no preguntan a nadie su confesión política.
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Tampoco entra dentro de nuestra naturaleza la defensa de la entidad prestadora de la atención sanitaria. Sus argumentos tendrá para defenderse. No hace tanto hubo otro ataque a las profesionales del mismo servicio a quienes se quiso culpar de la deficiente gestión de los entonces responsables del centro.
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En todo caso, sí es competencia de este Consejo la defensa de los profesionales que se ven atacados y calumniados desde ámbitos diversos, incluidas las redes sociales enmascaradas cobardemente en el anonimato.
Nos apena una bajeza moral incalificable cuyos cimientos son la mentira y total ignorancia. Se acrecienta nuestro desprecio hacia quien lo apoya desde las propias profesiones sanitarias, revelando una irresponsabilidad incompatible con nuestro juramento y nuestra deontología.
Nadie, coherentemente, puede sostener que quien se especializa en oncología puede albergar ningún interés perverso. Con certeza, está en cabeza de las especialidades médicas comprometidas, sensibilizadas y concienciadas.
En el bucle de disparates, las acusaciones vertidas nos obligan a responder en defensa de quien no ha hecho sino ejercer sus derechos, que pueden ser permanecer en un puesto o solicitar el traslado. En un estado de Derecho, negar el libre albedrío y la capacidad para elegir constituye un grave atentado contra la integridad profesional o humana.
El servicio público se defiende con congruencia, con honradez intelectual y con respeto. Nuestra profesión no puede acostumbrarse a la agresividad verbal o física, que padecemos en centros de salud o en las consultas especializadas con demasiada frecuencia. En nuestro foco sólo están los pacientes y solo reclamamos tolerancia y que la atmósfera sea propicia para que cumplamos con nuestro fin profesional y humano: mejorar el bienestar de las personas, salvar vidas y acompañar a los pacientes y los familiares en los momentos difíciles.