Eric Martín y su mujer dejaron su localidad de origen Hospitalet de Llobegrat (Barceolna) –la zona más densa de Europa, con casos de más de 70.000 personas por kilómetro cuadrado- a localidad con más casos de coronavirus por m2-, una de las ciudades más grandes de España para trasladarse durante el inicio de la pandemia del coronavirus a Castillazuelo, localidad próxima a Barbastro en la comarca de Somontano y en la que residen unos 190 vecinos. Un cambio de vida radical del que no sólo no se arrepienten si no que recomiendan a todos sus familiares y amigos. “Sí llego a saber cómo es la vida aquí lo hubiera hecho hace 15 años”, afirma Eric, más que feliz por la decisión adoptada.
El planteamiento para dejar una gran ciudad y trasladarse al medio rural surge a raíz del cierre de la planta en Barcelona donde Eric trabajaba como administrativo. “La empresa me planteó ir a Sevilla ya que trasladaban ahí la planta pero eso no pasaba por nuestros planes”, explica. El desencadenante fue el embarazo de su mujer, cuyos padres también dejaron Barcelona para trasladarse a Barbastro. “Decidimos que necesitábamos un cambio en nuestras vidas. Vivíamos de alquiler y se está poniendo por las nubes en Barcelona. Queríamos una casa con jardín y miramos en Barbastro pero está difícil. Y al final encontramos una en Castillazuelo”.
Su hija ya nació en el Hospital de Barbastro y está empadronada como los padres en Castillazuelo. Eric encontró un trabajo en Litera Meat antes de tener la casa y “tres semanas después me salió otro en Monzón en el que estoy trabajando. Mi mujer ha echado papeles para la bolsa de trabajo del Hospital y de momento está de baja maternal”.
La pandemia fue también un aspecto crucial para elegir venir al medio rural. “Yo era reticente porque siempre he sido muy de Barcelona ciudad pero cuando vimos al principio cómo se ponían las cosas con la COVID-19 con el confinamiento decidimos que queríamos tener calidad de vida”, explica. Aunque también les generó contratiempos: “En el notario no querían arriesgarse para firmar la hipoteca, ni tampoco la empresa de mudanzas quería llevarnos los muebles por la COVID-19”.
En Castillazuelo viven desde marzo y allí han sido muy bien acogidos. “Los vecinos son encantadores, desde el Ayuntamiento nos han ayudado con los trámites. Los vecinos son como una familia, mientras que en la ciudad igual ni te hablas con tu vecino. Aquí hay calidad de vida. Estamos muy bien aquí, de momento no hay casos de coronavirus aunque en verano ha venido más gente de lo normal, pero cuando sales a pasear ves a la gente con mascarilla y son todos muy responsables”.
Este matrimonio recomienda a todos sus conocidos, familiares y amigos trasladarse a un pueblo a vivir y a vencer la barrera mental que supone trasladarse de una ciudad al medio rural. “Al principio los amigos se extrañan. Pero esto ha sido un punto de inflexión porque queremos vivir así. Siempre tienes miedo pero de momento están saliendo las cosas muy bien, mejor de lo que pensábamos. Además por lo que pagas por un piso de 50 m2 en Hospitalet puedes tener una casa con terreno de 300 metros aquí”, concluye Eric Martín.
Un apoyo importante también lo han tenido del CEDER Somontano que gestiona el programa Pueblos Vivos para atraer a nuevos pobladores a esta comarca. Además de Castillazuelo participan una veintena de ayuntamientos: Abiego, Alquézar, Azara, Azlor, Bierge, Castejón del Puente, Colungo, El Grado, Estadilla, Estada, Laluenga, Lascellas- Ponzano, Naval, Peralta de Alcofea, Peraltilla, Pozán de Vero, Salas Altas, Salas Bajas y Santa María de Dulcis.