Juan José Omella fue el segundo obispo de la Diócesis entre 1999 a 2004. Hoy es cardenal, arzobispo de Barcelona, miembro de la Congregación para los Obispos en Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Española desde el pasado 3 de marzo. De su etapa es el Decreto de la Signatura Apostólica, de 23 de abril de 2001, por el que no se admitió el Recurso del obispado de Lérida.
El nombramiento de la Comisión ejecutiva de 19 de junio de 2001, entre la que estuvieron Pedro Escartín (Vicario General) y Eladio Gros, perito en arte designado por el Obispo, para llevar a cabo la ejecución del Decreto. La Signatura Apostólica también rechazó por Decreto la petición de suspensión solicitada por Lérida, el 27 de junio de 2002 en la etapa de Omella como obispo. Estas son las respuestas:
– “Los pueblos de Aragón que pertenecían a la Diócesis de Lérida hacía tiempo que pedían poder integrarse en Aragón. El Decreto de la Congregación de Obispos llenó de alegría a las 111 parroquias afectadas. Quizás no agradó tanto a los diocesanos de Lérida. Pero es admirable ver que el Decreto se acató con actitud de total obediencia. A lo largo de la historia los límites de las Diócesis han ido cambiando según las necesidades pastorales”.
“La verdad es que cuesta entender que las obras de arte, que pertenecen a los pueblos que se integraron en la nueva Diócesis de Barbastro-Monzón, sigan en Lérida. “Res clamat domino” (la cosa llama a su dueño) dice el viejo aforismo del Derecho Romano. Me tocó abordar este tema mientras estuve de Obispo en Barbastro-Monzón. Pensaba que se resolvería pronto, pero no ha sido así. Habrá que seguir esperando que se resuelva, pero sin perder el ánimo, la esperanza y la buena relación con los hermanos de la diócesis de Lérida. Un amigo obispo de Aragón repite muchas veces: “La verdad padece, pero no perece”.