Permítete ser, desnúdate de tus corazas, esas con las que durante tanto tiempo te has protegido para no sufrir, para sobrevivir a la dureza que tu sensibilidad no podía soportar.
Desnúdate, libérate de esas capas que te pesan y que te impiden caminar con ligereza por el sendero de la vida.
Desapégate del perfeccionismo, del agradar y del complacer porque son anclas que pesan y te dificultan el caminar.
Libérate de todo aquello que te sobra y SÉ TÚ.
Abre tu corazón y respira, siente, suelta.
Despréndete de las veces que has dicho sí cuando querías decir no, libérate de tus no verdades y expresa la verdad que como un manantial brota de tu corazón. Si no dejas que circule el agua, ésta se estanca y se pudre. Lo mismo sucede cuando no expresas y bloqueas el flujo de tus emociones.
Abre las compuertas de tu corazón, expresa, atrévete a sentir aunque duela, verás cómo tras las tormenta llega la calma, dejando hermosas flores donde antes había cicatrices. Esta es la belleza del dolor. Éste te vapulea, te rompe, fractura partes de ti que estaban en desarmonía, pero a la vez te empuja al cambio, te transforma, te sana y ayuda a tu Ser a florecer.
Recuerda que detrás de cada invierno de tu vida, te espera una hermosa primavera llena de color. Confía en el proceso, confía en la sabiduría del ciclo de la vida.