Cada persona aprende y se desarrolla de una manera única, con estrategias diferentes que cada cual va creando a medida que necesita. Además, las capacidades de cada uno equilibran lo que llamaríamos «normalidad» (cosa que no existe dado que todos somos diferentes). En mi caso siempre me he ayudado de dibujos que incorporaba en esquemas, apuntes, música para aprender textos memorizados, inventando canciones, …
Yo tuve la gran suerte que no existió estrés en los primeros años de mi aprendizaje escolar (ni recuerdo que hubiera exámenes hasta los 10 años), que fui muy querida y valorada en mi familia, y que no existían las etiquetas. Si hubiera sabido que tenía un grado de dislexia quizás mi vida no hubiese sido así.
Nunca viví la dislexia o lo vivo como trauma y sé que me ha aportado un gran grado de creatividad y miradas divergentes; por ejemplo, me ha costado leer en voz alta… pues ensayaba mucho o buscaba formas de no tener que hacerlo. La ortografía me ha resultado difícil, pero en clase jugaba a hacer y buscar dibujos o chistes que los niños asimilan fácilmente, ejemplo: volver va con V pues si fuera como b te chocaras con la b y no podrías volver… Actualmente el teléfono te da rápido la solución.
Pero la sociedad actual es diferente a la que yo crecí
Cómo maestra, tanto de infantil como de primaria, sobre todo en los primeros cursos, poner notas ha sido un mal trámite que he tenido que cumplir, y he explicado a las familias que no hablarán de esto con sus hijos/as, que no compararán y que la educación es un proceso evolutivo donde nadie te preguntará cuando has adquirido una destreza, lo importante es desear aprender y disfrutar del proceso.
¡Es muy importante valorar y no etiquetar! Las diferencias en las capacidades de una clase enriquecen a todos.
Así que para mí es importante no etiquetar, permitir ser feliz y dar tiempo al desarrollo sin miedo ni mucho estrés. Los adultos son los que intentarán ayudar ofreciendo diferentes refuerzos preferiblemente lúdicos, pues con ilusión se aprovecha y aprende mejor.
¿Recetas? Encontrar los valores de cada uno, evitar comparaciones, mirar la diferencia como otro modo de ver una realidad; sentirse querido y valorado da confianza en uno mismo; ver qué descubrir (estudiando) es emocionante y responde a intereses que nos ayudan a entender la vida y el mundo.