La fiesta de la Chireta de Pozán de Vero volvió a ser un éxito de participación. Este laborioso y contundente manjar del Somontano y de las comarcas pirenaicas demostró que sigue siendo un gran reclamo gastronómico de multitudes.
El Asador Casa Calasanz, en colaboración con el Ayuntamiento de Pozán de Vero, la asociación cultural, las amas de casa y la Comarca de Somontano, pusieron los medios para que el de ayer fuera un auténtico día de fiesta. Las fuertes lluvias que obligaron a aplazar esta edición, prevista para el 2 de noviembre, no aparecieron ayer. Por el contrario, reinó un sol que animó a que cientos de personas de varios rincones de la provincia y hasta de Zaragoza y de Francia a acercarse hasta Pozán de Vero para degustar chiretas, 90 kilos de longanizas y chorizos y 40 kilos de tortetas gentileza del Asador Casa Calasanz.
Los días previos las amas de casa cosieron 300 kilos de tripa de cordero, para después rellenarlas con arroz, vísceras de cordero, perejil y otras especias. En total 2035 piezas de chiretas, hervidas a fuego de leña durante dos horas en una caldera gigante para ser degustadas.
Antonio Buil, responsable del Asador Calasanz e impulsor de esta fiesta que se remonta al año 2000, considera que esta fiesta «se ha convertido en un bien popular, porque acude mucha gente, y además sirve para promocionar nuestro producto estrella, la chireta».
Como complemento a esta fiesta, se desarrolló un pequeño mercado de artesanía y exhibiciones de encajes de bolillos, así como desde el taller artesano Feira se mostraba al público su museo de autómatas y el juego de las encarceladas.
El alcalde de Pozán, José María Mur, destacaba la consolidación de esta feria y apuntaba que de cara a próximas ediciones habrá que pensar en un lugar cubierto «para que el tiempo no lo estropee», así como subrayaba la oportunidad para promocionar tanto la fábrica como el municipio.