Después de la desaparición de la asignatura de Cultura Clásica en muchos centros educativos, algo que sería muy deseable que cursara el futuro alumnado que fuese a estudiar Biología o Medicina, por poner algunos ejemplos, y de la defenestración del Griego en el Bachillerato (esa asignatura que todo el mundo teme, y nadie conoce, ni siquiera su alfabeto, pues no ha cursado Cultura en 3º o 4º), ¿estamos a un paso de contemplar la voladura de la lengua latina, la madre de aquella que nos une?
No debemos preocuparnos, en medio de algún faro brillante que la elige en 4º (o Bachillerato) por verdadera vocación, siempre nos quedará quien la curse en Bachillerato solo por huir de las Matemáticas, ese coco que sí se conoce y se teme desde algunos cursos antes, aunque sea en 2º (sin cursarlo antes ni en 4º ni en 1º, faltaría más), ya que la Ley permite cambiar de optativas de modalidad como quien se cambia de camisa (con el trastorno que supone tratar de aprender dos cursos en uno).
Así que dejemos que el profesorado de Matemáticas haga su labor normal, y que nos venga el alumnado que reniega de esta asignatura: Tendremos Latín, al menos cuatro horas en 2º de Bachillerato, cuando haya visto que no hay forma de aprobar la otra.
Evidentemente, otra cosa será completar el resto de horas lectivas con asignaturas que no son de nuestro Departamento didáctico (cuando podían sobrar si se pusieran por Ley algunas de las optativas mencionadas en la ESO como obligatorias, junto con el Griego en el Bachillerato), o bien solicitar una reducción horaria.