Esta empresa tiene su nombre en Latín con el significado de Seguros para todo el mundo y de todo tipo (médico, salud, vida, coche, hogar, dental y otros más para particulares, empresas y autónomos). Pero poca gente habrá reparado en que el logo de esta Compañía de Seguros tiene un lema o leyenda en Latín, que reza: PAX TIBI, MARCE, EVANGELISTA MEVS: PAZ A TI, MARCOS, EVANGELISTA MÍO.
Hablando, pues, de este conocido evangelista, diremos que la palabra evangelio deriva del latín tardío evangelĭum, y este del gr. εὐαγγέλιον euangélion; propiamente, ‘buena nueva’, en conexión con ἄγγελος (ángelos), quien trae la noticia, el mensajero o la noticia misma.
Como curiosidad, diremos que el papa Gregorio Magno o San Gregorio (540-604) en cierta ocasión, fijó su atención en un grupo de cautivos que estaba en el mercado público de Roma para ser vendidos como esclavos. Los cautivos eran altos, bellos de rostro y todos rubios, lo que resultó aún más llamativo para el Pontífice. Movido por la piedad y la curiosidad, preguntó de dónde provenían. «Son anglos» (de England), le dijo alguien. Y el Papa respondió en Latín: “Non angli, sed angeli” (“No son anglos, sino ángeles”), frase cuya interpretación no literal podría ser: “No son esclavos, son almas”.
Como derivados de la palabra evangelio tenemos en nuestra lengua estas otras: evangelista, evangeliario, evangelistero, evangélico / -a, evangelizar, evangelización, evangelizador / -a…
Por su parte, la palabra Biblia, el conjunto de todos los libros que la conforman (Génesis, Éxodo, Pentateuco, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Apocalipsis, Levítico…), deriva del lat. tardío biblĭa, y este a su vez del gr. [τὰ] βιβλία [tà] biblía; literalmente ‘[los] libros’, como bien se ve en palabras como biblioteca, bibliófilo / -a, bibliografía y otras muchas más.
Hemos de decir que la Biblia estaba escrita originalmente en Griego, Hebreo y Arameo, y que posteriormente fue traducida al Latín (la llamada Biblia Vulgata o apta para ser entendida por el vulgus o pueblo, de donde toma su nombre) en el año 382, por Jerónimo de Estridón, bajo el encargo del papa Dámaso I dos años antes de la muerte de este.
La persona especialista en la Biblia o en los diversos estudios relativos a esta se llamará biblista.