La Sociedad Cooperativa Limitada de Barbastro (SCLAB) es un ejemplo de I+D+I en las tareas agrícola de la siembra y recolección. La entidad agrícola cuenta con cinco equipos, dotados de la más moderna tecnología (geolocalizadores, drones, satélites …) para realizar aplicaciones fitosanitarias y de fertilizantes al servicio de sus asociados y así mejorar la productividad y conseguir que sus cultivos extensivos (maíz, cereales, leguminosas, …) sean sostenibles medioambientalmente.
Estas aplicaciones funcionan como herbicidas, funguicidas, insecticidas y contribuyen a proteger la planta para que crezca sana. Cuando un asociado reclama este servicio, los técnicos de la SCLAB acuden a las fincas donde se dan este tipo de problemas de plagas de insectos, hongos u enfermedades. “Hacemos un estudio sobre lo qué está afectando al cultivo y hacemos una recomendación para que nuestros equipos hagan el tratamiento”, explica el ingeniero agrónomo Javier Mur. Los equipos que llevan a cabo estas soluciones para los cultivos están guiados por un GPS para evitar solapamientos, en este sentido se trata de una aplicación eficiente (nunca pasa dos veces por el mismo sitio, ahorrando dosis de fitosanitarios).
Con estos equipos de guiado por GPS también se realiza la fertilización con composiciones líquidas antes de sembrar y con el nacimiento de la planta (sustituyendo así el trabajo que realizaba el agricultor con abonadora y fertilizante sólido). Esta aplicación aporta, al indicar la cantidad exacta, una mayor eficiencia que la abonadora tradicional y se evita que el abono caiga en caminos o se solape en cultivos.
Destacada también es la aplicación desarrollada en los cultivos lineales de maíz. En estos, unas mangueras a ras del suelo se encargan de realizar la fertilización en la planta, evitando así las quemaduras por las altas temperaturas.
Las aplicaciones diseñadas por la Cooperativa de Barbastro también van dirigidas a mejorar la calidad del suelo de los cultivos ya que se obtiene una información sobre rendimientos por parcela y de esta manera se evita sobre saturar de nitrógenos la capa freática. “Tenemos sembradoras que harían una siembra con dosificación variable. En tierras donde dan más de sí se pondría más cantidad y en otras que dan menos pues otra menor cantidad según el mapeo que nos ha dado la cosechadora. Así se conseguiría producir más en los campos más fértiles o tratar de recuperar campos más débiles con fertilizantes”, cuenta Javier Mur.
Esta observación tan minuciosa del comportamiento del campo se realiza con drones y satélites junto con empresas del sector que permite seguir una evolución del cultivo y detectar las zonas más verdes y aplicar su correspondiente solución.
La SCLAB forma parte de ATRIA, Agrupación para Tratamientos Integrados en Agricultura, entidad constituida por titulares de explotaciones agrarias, con la finalidad de garantizar: la seguridad del consumidor, el respeto del medio ambiente y el uso sostenible de los plaguicidas. Así mismo está integrada en red FARA que realiza un seguimiento por toda la Comunidad de las plagas existentes. La Cooperativa de Barbastro controla cada semana las plagas que se producen en dos puntos de maíz, cuatro puntos de cebada, dos puntos de trigo, uno de girasol y dos de guisante y si se detecta, se actúa con la colocación de trampas. Todo seguimiento está registrado en dicha red impulsada por el Gobierno de Aragón y con la información recopilada se publican boletines dirigidos a toda la Comunidad alertando de la presencia de plagas en determinadas zonas.