Todas las cuestiones que somete Lérida a La Rota ya se trataron, una por una, en la Sentencia de fecha 28 de abril de 2007, que dictó de forma inapelable y definitiva el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, diciendo que las obras eran de las parroquias aragonesas y no del Obispado de Lérida.
Hace siete meses que se esperaba el documento oficial desde que el pasado 12 de mayo se informó que el Tribunal no admitió a trámite la demanda firmada por el vicario Joan Manuel Ezquerra, por mandato de monseñor Ciuraneta, quien lo remitió el 14 de septiembre de 2006. El documento fue impulsado y redactado por Joseph Casanova, entonces asesor jurídico del Obispado, en este asunto, cesado más tarde por Javier Salinas durante su etapa como Administrador Apostólico de Lérida.
La respuesta desde La Rota supone un nuevo fracaso jurídico en el ámbito romano porque la demanda es el último recurso que puede presentar la Diócesis de Lérida que ha agotado las posibilidades de reclamación por la vía eclesiástica desde que se inició el litigio, el 29 de junio de 1998, para devolver las 112 piezas a la Diócesis de Barbastro-Monzón.
El Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica en Roma, a través de la sentencia del 28 de abril de 2007, ya dispuso que las obras eran de las parroquias aragonesas, escindidas de la Diócesis de Lérida y por lo tanto, se tenían que devolver a sus legítimos propietarios. La primera sentencia del Supremo, de fecha 23 de abril de 2001, dictaminó que el obispo Ramón Malla reconoció en el proceso canónico que las obras estaban en depósito y no en propiedad.
El mismo Supremo ya resolvió en su día contra la supuesta adquisición por usucapión, en que se basa la Asociación de los Amigos del Museo de Lérida, que ha optado por la vía civil para determinar la propiedad de las piezas. En este aspecto, un depositario no puede ganar la propiedad de las cosas que guarda por usucapión, aunque pasen mil años, según explicó el abogado Jorge Español.
En la práctica, las pretensiones de la diócesis catalana han sido, siempre, una estrategia dilatoria en espera de que el Tribunal de La Rota, que dirime los temas de la Iglesia, se pronunciara sobre la propiedad de los bienes. Incluso desde Lérida, estaban convencidos de que el fallo «desmontaría de facto todas las resoluciones administrativas emitidas hasta ahora», según manifestó Joseph Casanova en aquellas fechas. En una información publicada por el diario «Segre», el 1 de julio de 2007, ya dijo que desde hacía siete años «tenían clara la necesidad de acudir al tribunal de La Rota», que se ha pronunciado en contra de los intereses de Lérida.
En su momento, cuando se conoció la decisión del Tribunal, de no admitir a trámite la demanda, monseñor Milián manifestó que era «una gran noticia por su importancia ya que ratifica la propiedad de las piezas» y señaló que la demanda no tenía posibilidades de prosperar, después de todos los dictámenes y sentencias favorables. Estaba convencido de que era «muy difícil que un Tribunal de rango inferior, como es La Rota, fallara en contra sobre efectos que son «cosa juzgada». El Obispado de Barbastro-Monzón ha estado seguro y convencido, siempre, de que el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica ha realizado un trabajo «impecable y brillante».