
Ronda Somontano.- ¿Por qué se tienen con tanta frecuencia molestias en el hombro?
Ejercicio y Bienestar.- Porque utilizamos las manos y los brazos frecuentemente para manipular objetos, algunos de ellos pesados, y los brazos son dos grandes palancas, como las alas de un avión, tiene además dos articulaciones, el extremo de la clavícula y la apófisis de la escápula, que configura el acromión, por una parte, y la fosa o hueco de la escápula en donde se articula la cabeza o cóndilo del húmero, por lo que se trata de una doble articulación sumamente compleja y frágil que se daña con frecuencia si no se actúa con conciencia, lentitud y prudencia.
RS.- Pero a veces los dolores y molestias aparecen en la parte alta de la espalda, en las costillas o incluso en el cuello
EB.- Todos estos efectos y consecuencias son normales y la mayoría tienen su origen en los trabajos que realizamos con las manos y brazos cotidianamente. En general, es nuestra conducta motriz la causante de la mayoría de problemas articulares y musculares que surgen en esta zona anatómica. Hay que tener en cuenta que la cabeza se sujeta al tronco con una serie de músculos que surgiendo del cuello se fijan en el hombro, el trapecio configura la faja muscular que está sobre el hombro y se fija en todas las vértebras cervicales y hasta la octava y novena dorsal, las costillas se articulan con las vértebras dorsales y el esternón, sobre el que se articula la clavícula, y así podríamos seguir describiendo esta compleja y frágil zona de la anatomía humana.
RS.- ¿Qué se puede hacer para evitar lesiones y si ya se tienen molestias cómo restaurar y sanar esta zona?
EB.- Lo primero que hay que tener siempre en cuenta es no sobrepasar los propios límites y no llevar a cabo grandes esfuerzos, si no hay más remedio, hay que preparar la articulación previamente, no tan solo abriéndola para que se hidrate, sino también tonificando toda la musculatura implicada.
Una vez existe una lesión dependerá del grado de la misma. Una lesión grave siempre necesita reposo y la observación de un médico especialista, una lesión menor o ligera molestia, requiere de inmediato prudencia y lentitud.
El dolor es una importante fuente de información, pero siempre hay que rodearlo, no ir directamente a su encuentro. Por esto hay que activar la zona muy poco a poco rodeando la lesión, tal y como hace el agua con cualquier obstáculo que encuentra a su paso, pero sobre todo hay que actuar con lentitud y plena consciencia. Pero hay que actuar de inmediato haciendo ejercicio físico sostenible, hacerlo varias veces al día para que la sangre y los fluidos corporales limpien la congestión de la zona dañada.
RS.- ¿Cómo hacerlo concretamente?
EB.- Cada caso es distinto, de ahí que lo mejor es iniciar un proceso de exploración motriz para abrir y descongestionar la zona. Como cada persona sabe cómo, dónde y cuánto le duele, la mejor receta es la exploración de uno mismo. Para esto lo importante es dedicarse varios momentos al día para el tratamiento, al menos tres veces al día mientras persista el dolor. Se sugiere hacerlo en el suelo tumbado en decúbito supino, boca arriba, porque la ausencia de peso y de gravedad permiten una mayor libertad articular, sobre todo porque la otra mano cuyo hombro está sano, puede ayudar a realizar diferentes actuaciones sin esfuerzo ni riesgo, así mismo, en la medida que se abre la articulación con diferentes acciones, los dedos de la mano sana pueden presionar en los huecos e intersticios para que se hidrate mejor. También se pueden hacer estos ejercicios sentados, pero procurando no apoyarse en ningún respaldo y que el asiento sea duro para ajustar la postura sentada con equilibrio.
En cuanto a las maniobras pueden efectuarse todas las que se le ocurran al protagonista, probándolas de manera lenta y prudente, como puedan ser rotaciones a ambos lados, subir y bajar los hombros, giros de los brazos en ambos sentidos, llevarlos hacia adelante y hacia atrás y cualquier otra. No hay recetas exclusivas sino que cada cual tiene que encontrar la suya propia.