Mi prima Balbina Campo, tras más de veinte años de paciente trabajo, ha escrito un libro sobre el antiguo hablar en Costean, que ella conoció. Ha sido una labor incansable en la recopilación de palabras, dichos y consejas, y el resultado es un sorprendente documento que preserva una modalidad lingüista condenada a la desaparición.
Más que leer el libro lo he masticado, poco a poco, deteniéndome en muchas palabras para una ligera y grata reflexión. De niño disfruté felices temporadas en Costean, por lo que recuerdo muchas de aquellas palabras. Algunas son de un castellano antiguo que ya no usamos, como Encetar, que tanto usaba mi abuela, y que ahora hemos sustituido por Comenzar o Iniciar. O la palabra Pocha (bolsillo) que en catalán es Buchaca, en francés Poche y en ingles Pocket..
Mis recuerdos fonéticos, a veces, difieren ligeramente con los de la autora: por ejemplo donde dice Fefed, yo recuerdo Ferfed (cigarra); y donde dice Güexque yo recuerdo Güisqui, para ordenar al burro, o mula, ir recto en su trayectoria. Algunas de mis pocas disensiones giran en torno a las suaves diferencias entre la “e” y la “i”, tan cercanas en nuestra garganta, donde la “i” tiene dirección a la “e”.
Creo que la modalidad “costeana” tiene poco que ver con eso que llaman “Fabla aragonesa”, pues en la presentación del libro una persona que dijo hablar en fabla hizo una introducción de la que apenas entendí “cosa” (en costeano “nada”)
La autora recoge, además, muchos dichos, máximas y refranes donde abundan los animales, aperos de labranza y demás elementos alrededor de los cuales transcurrían los días en aquella España pobre y agraria. Los refranes resultan simpáticos, contundentes y añadirían humor en aquellas conversaciones:
– Ya está lo burro en las coles (que en castellano es Vuelve la burra al trigo): para manifestar reiteración, volver a lo mismo.
– Apara cuenta que te peinarán: advertencia para tener desconfianza, cuidado.
– Le paece que la camisa le furta lo culo: persona desconfiada.
– Me han enrestiu por ande quereba correr: ha dicho, o hecho, lo que yo pensaba o quería.
– Como si l´esen tirau un gato ta la cara: reacción airada.
Aclarado que no soy filólogo ni lingüista, la lectura del libro me ha provocado algunas sorpresas sobre la similitud fonética con algunas palabras inglesas, quizá por un origen latino común; no en vano ambos territorios fueron ocupados por los romanos durante varios siglos. Estas son algunas de las palabras del libro que me suenan tan cercanas con las inglesas:
– Güebra (surco) en inglés Groov.
– Requesta (petición) en inglés Request (Requesta es una palabra del castellano antiguo, sustituida por solicitud, requerimiento, recurso…)
– Esparcir, en inglés Spread.
– Grillar (crecer una planta), en inglés Grow.
– Bornizo (tallo nacido del árbol) similar al inglés “nacido”, Born.
– La conjunción Guarda expresa una duda entre opciones, y en inglés eso mismo es Wheter.
– Griso (de color gris) en inglés es Griszzly (además de Grey y Gray).
Idéntica similitud fonética la encontré en más palabras, de las cuatro mil doscientas que Balbina ha recopilado, si bien cuando escribo estas líneas no las recuerdo.
Es posible que algunas de las palabras que el castellano ha ido perdiendo y que compartían con el inglés un origen latino común (como con las actuales Viento, Wind, del latín Ventus…) quedaran rezagadas y conservadas en el modo de hablar de aquella aislada Costean.
En definitiva el libro de Balbina Campo es un documento muy interesante para estudio de filólogos y disfrute de quienes solo somos curiosos ignorantes.