Hace unos cuantos años, que conozco la existencia de los líquenes, me olvidé totalmente del tema, hasta que un día vi un documental y me pareció, como decía el biólogo, un tema muy desconocido pero muy interesante. Mi sorpresa fue cuando vi los líquenes que se exponían en el documental y comprobar que eran igual que los que había visto en la pared de nuestra casa. Me dediqué a buscar líquenes a hacer fotografías y a interesarme por este mundo apasionante.
Históricamente los líquenes han sido apreciados por sus propiedades tintóreas. Los líquenes son de tinte directo, por lo cual, el proceso a seguir para teñir es distinto del utilizado para el resto de plantas. Es sencillo y práctico, puesto que al ser de tinte directo no necesitan mordiente para fijar el color.
Cuando comencé a experimentar con las plantas buscando el color, en lana, algodón y seda, también intenté hacer pruebas con los líquenes, conseguía unos colores maravillosos sobre todo un verde mar precioso. A pesar de todo, decidí que no haría más pruebas.
El líquen es una relación simbiótica en la que un hongo y un alga se ayudan mutuamente.
Conviven de forma que el hongo aporta al alga, sales minerales y agua. El alga contiene la clorofila necesaria para realizar la fotosíntesis y le aporta al hongo materiales orgánicos. Los hongos no pueden producir su propio alimento, por ello, el alga va a ser la que se lo va a dar. Más del 90% del peso total del líquen corresponde al hongo, el alga representa el porcentaje restante. Gracias al hongo los líquenes aguantan muy bien la sequía. El otoño y el invierno le aportan humedad y parece que reviven.
Su estrecha relación les permite sobrevivir en las condiciones ambientales más adversas, tanto en los desiertos más calurosos como en las estepas siberianas con las temperaturas más extremas.
Los líquenes pueden crecer en los árboles, en las piedras, rocas, paredes, metales etc. Es numerosa la variedad de colores y formas de los líquenes y cuando están húmedos su color es especialmente llamativo.
Hay líquenes que se usan como alimento, otros se emplean en tintes, en medicina y en perfumería.
En nuestro país hay unas tres mil especies. Por su estructura, su aspecto y la forma en que se adhieren al sustrato, se distinguen tres tipos principales de líquenes: crustáceos, foliáceos o foliosos y fruticulosos.
La mayoría de los líquenes crustáceos viven en las rocas y son los más numerosos. Estos líquenes están adheridos a las rocas penetrándolas en muchos casos, por lo que es difícil arrancarlos. Hay especies de líquenes que su crecimiento es tan lento que algunos líquenes de roca crecen un milímetro al año, o sea, que algunos líquenes, para poder utilizarlos pueden llegar a tener de trescientos a cuatrocientos años. Pueden llegar a vivir cientos y hasta mil años. Crecen de forma radial cubriendo grandes superficies de forma irregular.
Los líquenes foliáceos o foliosos son los más comunes. Tienen forma de hojas u escamas, crecen en los troncos de los árboles o en las rocas de los bosques más o menos sombríos. Su color es verde grisáceo y forman colonias circulares u ovaladas. Se adhieren ligeramente a la superficie por medio de raicillas.
Los líquenes fruticulosos, están sujetos al sustrato por un solo punto, por lo que parecen pequeños arbustos. Las ramillas pueden ser cilíndricas y también pueden tener forma de cintas más o menos anchas y medir desde unos milímetros a bastantes centímetros o incluso algunos metros.
Cuando les falta el agua, los líquenes fruticulosos tienen un color grisáceo y con humedad su color es verdoso (fijador de perfume).
Estos líquenes son los más sensibles a la contaminación. Como medidor natural de la contaminación son muy sensibles a contaminantes como: Dióxido de azufre. Amoniaco. Floruros. Polvo alcalino. Plomo y otros metales. Materiales radioactivos. Hidrocarburos clorados. Lluvia ácida etc.
El líquen no es perjudicial para el árbol, pero si es demasiada la cantidad de líquenes y éste se extiende hasta las hojas, le puede restar fotosíntesis y dañarlas.Donde hay líquenes es indicativo de una buena salud ambiental del entorno.
Los líquenes desaparecen cuando hay mucha contaminación en el aire. El cambio climático y la contaminación son sus mayores enemigos. Los cambios que se producen a su alrededor son los perfectos indicadores de que algo va mal en su ecosistema.

En algunas capitales, tras una eficaz campaña de control de residuos tóxicos se ha logrado la reaparición espontánea de líquenes en su entorno.
Después de una catástrofe, inundaciones, erupciones volcánicas etc. serían los primeros colonizadores y poco a poco se irían incorporando musgo, hierbas, arbustos hasta llegar a un bosque.
Para comprobar sus reacciones en el espacio exterior, se envió a la Estación Espacial Internacional una muestra de organismos vivos, entre ellos, líquenes. Durante 18 meses sobrevivieron a la exposición directa del espacio exterior. De vuelta a la tierra “despertaron” y siguieron creciendo. Su recuperación en su actividad biológica ha sido sorprendente y en algunos casos, sus tasas fotosintéticas fueron superiores a las que tenían antes de su viaje espacial.

En mi decisión, de no hacer más pruebas de tinte, primo sobre todo, lo que me enseñaron mis abuelos y mis padres, aprender a valorar, disfrutar, respetar y cuidar la naturaleza.