La reciente orden de detención contra el presidente ruso Putin por crímenes de guerra, emitida por la Corte Penal Internacional por su presunta implicación en secuestros de niños en Ucrania, deportación y traslado ilegal de población desde las zonas ocupadas a la Federación Rusa, “es una victoria de esos niños deportados y un paso al frente de la Corte de valor importante” en opinión del abogado barbastrense Manuel Ollé, gran experto como profesor titular de Derecho Penal Internacional y Derecho Penal de la Universidad Complutense.
Hasta ahora, ministros de Justicia de 40 países, entre ellos España, apoyan al Tribunal Penal Internacional tras la orden de arresto. Ollé, especializado en derechos humanos, con experiencia en casos y situaciones importantes a nivel internacional, explicaque “tenemos una Corte Penal Internacional cuya vocación es la universalidad para que esos crímenes cometidos se juzguen y además, con los efectos preventivos que tienen. Si se juzgan se frenarán futuros crímenes, pero en estos momentos, no es así”
Añade, “hasta el pasado 17 de marzo-fecha de la orden- yo era muy crítico pero constructivo con la Corte,decía que lo ideal era que tuviese la eficacia que gustaría a todos, con jurisdicción real universal y enjuicie a todos países del mundo. No podemos tener una Justicia Penal Internacional que esté limitada, y que los países, muchos países poderosos sean intocables”.
En este sentido, “la Corte ha dado un paso al frente. Ha dictado una orden internacional de detención contra Putin. El valor simbólico es importante. Primero porque es una victoria de esos niños deportados a Rusia desde las zonas ocupadas. Una vitoria del judicial del pueblo ucraniano y también de este nuevo sistema de justicia penal internacional que todos anhelamos. Hoy los que atentan contra la humanidad saben que tienen un problema y es que hay un tribunal en La Haya dispuestos a sentarlos en el banquillo”.
En este sentido, “el efecto disuasorio es importante. Parece que los intocables dejan de serlo y eso debe tener efectos en otros posibles locos. Estos ahora, al ver lo que les puede pasar, se pensarán muy mucho el cometer barbaries”.
Respecto a la posibilidad de enjuiciar a Vladimir Putin, “ojalá me equivoque, pero lo veo materialmente imposible. Rusia, lógicamente, no lo va entregar a la Corte y un nuevo régimen político de en Rusia que pudiera cooperar con la Corte, no parece que vaya a llegar. Si la chulería y prepotencia de Putin le lleva de visita a otro país que quiera cooperar con la Corte podría ser detenido y entregado. Pero no creo que visite más que a países amigos”.
Admite que, en la práctica, es “casi imposible, por desgracia, cualquier solicitud de extradición que pida Karim Khan, fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, no prosperará, ni siquiera pasará de la frontera de Rusia. No harán absolutamente nada porque con el sistema actual, en la práctica, es impensable”. Por último, no olvidemos que la legitimidad de la Corte le viene dada por la firma de los 123 Estados que forman parte del mismo. Es la comunidad internacional la que demanda justicia. Y Putin, y mira que es difícil, ha cometido, en mi opinión, los cuatro crímenes competencia de la Corte: genocidio, lesa humanidad, crimen de guerra y crimen de agresión”.
Recuerda que la posibilidad de que se diera esta orden internacional era viable, “hace más de un año le dije a usted en una entrevista que esa orden podría llegar. Hoy le digo que pronto la veremos ampliada y los cargos contra Putin no solo por más crímenes de guerra, especialmente cometidos contra civiles, sino también por delito de genocidio”.
Ley controvertida del “solo si es sí”
En clave nacional, se refiere a la controversia jurídica y política alrededor de la nueva legislación en torno al principio del “solo si es sí” sobre la libertad sexual en España. “lamentablemente al estudiar la nueva ley el pasado octubre, me di cuenta enseguida que no hacía falta ser un experto para darse cuenta que esa ley, desgraciadamente, no iba a conseguir los objetivos que se proponía. No iba a conseguir que el violador, el agresor sexual, esté a buen recaudo y que desde luego caiga el peso de la ley”.
En este sentido, “desde el primer momento nos dimos cuenta que la ley era más favorable, en determinados y concretos casos, que la legislación anterior, precisamente por esas famosas horquillas que todo el mundo sabemos del derecho penal, incluso los propios expertos. Por tanto, hay un principio que es irrenunciable en el ámbito del derecho penal que es la retroactividad de la ley penal más favorable”.
Ollé opina que “si el propio Estado ha decidido que cambie la ley para determinados supuestos concretos y ha dicho que la anterior era más severa el criterio jurídico es aplicar la más favorable. Es un error absoluto por parte de quien lo redactó y lo que me duele como jurista es la prepotencia de todos aquellos compañeros juristas próximos al partido político que propició esta reforma que no quieren reconocer lo evidente. Se advirtió, por activa y pasiva, por parte de técnicos que saben de materia, que esa ley no conseguiría parte de los efectos deseados”.