El periodista Luis Carandell publicó el 20 de diciembre de 1969 en la revista Triunfo una esquela con la que se daba cuenta de la muerte del tren Selgua – Barbastro, que dejó de funcionar cinco días antes. La decisión de las administraciones ferroviarias echaba por tierra la ilusión y el progreso de Barbastro y cercenaba las posibilidades de crecimiento de la ciudad que desde 1880 estaba conectada por tren con Zaragoza y Barcelona a través de la estación de Selgua.
La llegada del tren a Barbastro en 1880 fue la obra más importante que vivió la ciudad en el último medio siglo XIX y generó riquezas y esplendor al comercio local y de alguna manera aumentó la autoestima de los barbastrense al quedar conectada la ciudad con otros puntos de referencia del país. Medio siglo después de su desaparición, la antigua estación de Barbastro ha desaparecido fruto del desarrollo urbanístico, pero todavía quedan huellas que nos hablan de ese pasado ferroviario, como la estación de Castejón del Puente, el túnel a la entrada del polígono, el paso elevado de la Almunieta y Selgua, etc.
La memoria de la popular ‘Burreta’ como se apodaba cariñosamente en Barbastro a este ferrocarril sigue muy presente entre los ciudadanos como lo demuestra los apoyos que está teniendo la iniciativa de aprovechar este viejo ramal para convertirlo en la primera vía verde de la provincia, transformando así el pasado en un espacio para el ocio y el deporte y de los vecinos de Somontano y Cinca Medio.
Los vecinos, sobre todos los de una cierta edad de estas comarcas, guardan con especial cariño esos viajes de Selgua a Barbastro y a la inversa que realizaron durante más de ochenta años. Así quedó patente el miércoles en la Biblioteca Municipal barbastrense en el acto de presentación del libro editado por la Fototeca de la DPH ‘El ferrocarril de Selgua a Barbastro’, realizado por el ferroviario montisonense Andrés Botanch Callé, hijo de ferroviario que trabajó en este servicio.
El libro, con prólogo del historiador barbastrense Luis Alfonso Arcarazo, es un estudio documental y gráfico de lo que fue esta línea ferroviaria. En él se incluyen documentos de primera mano extraídos del Archivo Municipal de Barbastro y del Archivo general de la Administración de Alcalá de Henares, así como de la biblioteca el Museo del Ferrocarril de Cataluña. Además se aportan testimonios de personas que trabajaron en este ferrocarril y fotografías de la Fototeca.
A pesar de formar parte de la geografía sentimental de Barbastro, el autor quiere erradicar el término de ‘La Burreta’ «y en este libro sólo lo he plasmado una vez. Quiero que realmente hablemos del ferrocarril de Selgua a Barbastro porque fue una cosa muy importante no sólo para el Somontano si no para las comarcas pirenaicas, ya que hubo un contacto directo de esta zona de la provincia con el resto de Aragón y España. Estamos hablando de un movimiento comercial y humano muy importante fundamentalmente a lo largo de los 75 últimos años de la vida de este ferrocarril».
Botanch lamentó la pérdida de este servicio primero de viajeros y luego de mercancías frente al predominio de la carretera, una circunstancia muy presente en la actualidad y que unida al desinterés de las instituciones está relegando a servicios marginales a la estación de Monzón «tras no dotarle de una estación de AVE en el siglo XXI, cuando éramos la segunda estación de Aragón».