La dirección general del INAGA ofrecía ayer al Obispado de Barbastro – Monzón la posibilidad de buscar soluciones sobre el problema del anidamiento de cigüeñas en la torre de la catedral que vayan acordes a la legislación medioambiental y que permitan el disfrute de los visitantes a este emblemático edificio de la ciudad del Vero.
La directora del INAGA, Nuria Sallán, puntualizó la noticia publicada ayer a raíz del comunicado de prensa del obispado. Desde el INAGA insisten que este organismo sólo cumple con la ley estatal que deriva de una directiva marco europea y que el organismo autonómico aplica la legalidad sobre la preservación de nidos de cigüeñas.
«La ley recoge la retirada de nidos en casos excepcionales y el INAGA lo tramita, como en el caso de Barbastro que se nos solicitaron la retirada de seis nidos y otorgamos dos según la ley», señaló Nuria Sallán. No obstante, la directora general del INAGA dejó la puerta abierta a buscar una solución satisfactoria para los intereses del obispado y que a la vez cumpla con la legalidad. Dicha solución pasa por la colocación de plataformas que permitan a las cigüeñas anidar en la torre campanario y a la vez poder visitar este edificio, monumento de interés histórico artístico. «Al igual que en tantos edificios e iglesias se han colocado plataformas que han permitido mover de lugar los nidos pero no eliminarlos. Si existe esa opción la ley obliga a habilitar esas plataformas para que se asienten los nidos de una manera estable y garantice la seguridad de los ciudadanos. Seguro que hay emplazamientos que permiten las visitas, y tanto el personal del INAGA como desde la asociación naturalista ANSAR se les puede prestar apoyo técnico para buscar una solución satisfactoria. No creo que sea misión imposible, porque es un caso muy general y se ha aplicado ampliamente en otras iglesias», señaló Sallán.
En cuanto a la declaración de monumento histórico artístico del inmueble, otra de las alegaciones presentadas por el Obispado, la directora del INAGA insiste en que hay «soluciones para hacer compatible la normativa de patrimonio artístico con la natural».
Sobre la falta de presupuesto para acometer la colocación de estas plataformas por parte del Obispado, Sallán considera que «es un error plantearlo de esta manera. Si la ley permitiera la retirada de todos los nidos, las cigüeñas volverían a anidar otra vez. Y al desaparecer todo emplazamiento posible volverán al mismo o buscarán otro. El problema se va a reproducir y hay que encontrar una solución para que puedan convivir los nidos con el edificio, y si no lo hacemos de forma controlada, lo haremos de forma incontrolada, por eso hay tantas iglesias que tienen plataformas estables que hacen compatible el anidamiento de las cigüeñas y la seguridad de las personas. La convivencia entre las cigüeñas y las personas nunca ha sido un problema. Es posible conciliar y hay muchas experiencias al respecto».